QUITO TIENE UNA POLÍTICA URBANA SUICIDA
Leonardo Miño Garcés
Les invito a analizar el orden
del día de la sesión del Consejo Municipal del Distrito Metropolitano de Quito convocada para el jueves 24 de este
mes de agosto del 2017:
Ampliando las imágenes, ustedes
podrán ver que, de 9 ordenanzas a aprobar, 8 tienen este objetivo: “Ordenanza
que reconoce y aprueba el fraccionamiento del predio No... sobre el que se
encuentra el asentamiento humano de hecho y consolidado de interés social
denominado (tal) a favor de sus copropietarios”.
ANÁLISIS:
1.
El Municipio se limita a ejercer lo que se
denomina en al ámbito mundial como “política notarial”, esto es, simplemente se
reconoce, legaliza y notariza las escrituras de los asentamientos “de hecho”.
Con lo cual reconoce que no tiene una planificación integral ni un control
efectivo sobre el territorio urbano, ni sobre su uso ni sobre su ocupación; no
dirige el proceso urbano, sino que simplemente mira para otro lado y, de
repente, se encuentra con los hechos consumados y los legaliza.
Un “asentamiento” en las laderas del Volcán Pichincha
2.
La frase “consolidado”, significa que existe ya
una ocupación del suelo de más del 75% del mismo y, fundamentalmente, que el
asentamiento cuenta con todas las redes de infraestructura y todos los
equipamientos urbanos necesarios para sus pobladores, de manera que estos no
requieran movilizarse fuera de sus “asentamientos” para satisfacer sus
necesidades urbanas básicas. Esto, evidentemente no es cierto, puesto que es
público y notorio que ningún barrio ni sector de Quito cuenta con esas
condiciones; así que, o en el Municipio se ignora el significado del término o
los asentamientos no están consolidados y el Municipio, al legalizarlos, asume
la responsabilidad de dotarlos de todo lo indicado. Con lo que cabe la pregunta
obvia: ¿Previo a la aprobación de cada ordenanza, el Municipio se ha asegurado
de que dispone en su presupuesto de los
recursos necesarios para realizar aquello? Si no es así, el Municipio está
condenando a sus pobladores a un nivel de vida precario, incluida la salud de
niños, mujeres embarazadas y ancianos, o sea que está precarizando la ciudad
por ordenanza municipal.
Van formándose “asentamientos” desbrozando el bosque
de la montaña.
3.
El Municipio, ¿por qué llama “de interés social”
a estos “asentamientos”? ¿Es que, acaso y por desventura, existen unos
asentamientos que “interesan a la sociedad” y otros que no? El Municipio de
Quito está aplicando una terminología perversa que se ha aceptado
internacionalmente para designar a los barrios pobres, generalmente ubicados en
el extra radio de las ciudades, en los que viven personas sumidas en la pobreza
o bajo la línea de la misma, y denominados (según el país) chabolas, favelas, villas
miseria, callampas, cantegriles, barrios jóvenes, barrios bajos, barrios
marginales, etc., y que también se aplica a “conjuntos residenciales” promovidos
por el Estado o los municipios en las cuales –al aplicarse dimensionamientos
inferiores a los mínimos antropométricos y ergonómicos en el diseño de los
espacios arquitectónicos, así como al no dotarlos de los servicios y
equipamientos urbanos mínimos- se hacinan en departamentos con bajísimos
índices de vivienda, altísima densidad y hasta promiscuidad, los ciudadanos más
pobres de las ciudades, lo que los convierte en pasto de las campañas
electorales clientelares de los candidatos corruptos y aventureros. A nadie le
importa que esas condiciones de vida provoquen la destrucción del núcleo
familiar (por el hacinamiento y la promiscuidad en las viviendas), la
insalubridad, la conflictividad social entre los vecinos, la violencia y la
delincuencia. Al legalizar y aplicar esta terminología se ha sumido en la
precariedad y la desesperación a miles de millones de pobladores en todo el
mundo, pero se ha posibilitado la formación de fortunas fabulosas a políticos y
constructores.
En el área de estos “asentamientos” había bosque.
4.
Se está continuando e institucionalizando la
expansión urbana incontrolada del área urbana. Lo cual acarrea los siguientes
efectos, entre otros:
4.1.
Se extiende la longitud y cobertura de todas las
redes de infraestructura, así como aumenta la necesidad de dotación de un mayor
número de equipamientos urbanos de salud, educación, recreación abierta y
cerrada y atención a los grupos poblacionales en situación de riesgo; así como
la ampliación de la cobertura de los equipamientos urbanos mayores existentes; haciendo
imposible que los recursos económicos municipales sean suficientes para atender
estas necesidades; y dificultando o imposibilitando un funcionamiento eficiente
de cada uno de aquellos servicios y equipamientos. Se amplía, de esta manera, la precarización de la
ciudad.
4.2.
Se amplía y alarga la movilidad de los
pobladores de esos barrios, haciendo imposible que alguna vez el transporte
público sea eficiente, obligando a un uso del suelo mayoritariamente dedicado
al vehículo, restándolo de las áreas necesarias para el peatón y para la
recreación deportiva y física de los ciudadanos.
4.3.
El área que se toma o invade para el uso urbano
se resta de aquella necesaria para la producción y purificación del aire, para
la biodiversidad y para la producción de alimentos para sus ciudadanos.
4.4.
Todo lo anterior implica afectaciones e impactos
sociales; económicos familiares e institucionales; además de deficiencias
urbanas funcionales y técnicas, destrucción ambiental, eliminación de la identidad
de la ciudad y anomia o hasta misantropía de sus ciudadanos.
4.5.
Al institucionalizar y legalizar este tipo de
“asentamientos”, se estimula tres tipos de especulación del suelo: se eleva el
precio del suelo del área de borde de la ciudad, convirtiéndola en susceptible
de su urbanización inmediata (continuando hasta la demencia la expansión
urbana); se baja el precio del suelo de los barrios adyacentes a los nuevos
legalizados, y se eleva el precio del suelo de las áreas alejadas de aquellos
“asentamientos”. Un caos completo en el cual el Municipio seguirá comportándose
como un convidado de piedra.
Así va naciendo un “asentamiento” desbrozando el
bosque.
El numeral IV del Orden del Día se
refiere al debate de la “Ordenanza que establece la política tarifaria
aplicable en el Sistema Metropolitano de Transporte Público de Pasajeros del Distrito
Metropolitano de Quito”.
ANÁLISIS: Como se ha explicado en
el análisis del punto anterior, 8 de las 9 ordenanzas que se aprobarán
estimulan la movilidad de los pobladores, imposibilitando que alguna vez el
transporte público sea eficiente; de manera que las 8 ordenanzas anteriores
imposibilitan el éxito de la ordenanza contenida en este numeral. Así que el
Consejo Municipal en una sola sesión escribe y borra lo mismo que escribió.
Ladera del volcán Pichincha hacia el nor-oriente.
Sigue la tala del bosque.
El numeral V del orden del día se
refiere a 3 proyectos de “declaratoria de utilidad pública con fines de
expropiación especial de los siguientes asentamientos humanos de hecho y
consolidados...”.
ANÁLISIS: Primero, ¿Estos asentamientos
no son “de interés social”? Según el texto del Orden del Día eso es lo único
que los diferencia de los anteriores. ¿Qué explica que 8 ordenanzas legalicen
“asentamientos humanos de hecho y consolidados” y otras 3 expropien
“asentamientos” exactamente del mismo tipo? Aventuremos explicaciones:
A.- Los 8 primeros son
“convenientes” para la ciudad y los 3 últimos son “perjudiciales”. Imposible,
¿verdad?
B.- Los 8 primeros significan
clientela política para el Alcalde y/o los concejales y los 3 últimos no.
Posible, ¿verdad? Tan posible que es la práctica común en todo el Planeta,
desde la formación histórica de las ciudades y la constitución de sus órganos
administrativos.
¿Qué otra explicación puede
haber?, ya que es imposible que todo un “asentamiento” se encuentre,
infortunadamente, ubicado en donde se va a construir una mega infraestructura,
de esas que les encanta (y les llena los bolsillos) a los alcaldes.
Además, ¿cómo se va a producir la
expropiación de aquellos “asentamientos”? Mediante la utilización de la policía
para moler a palos a los residentes y derrocar sus viviendas precarias, porque,
obviamente, aquellos no se van a marchar
sonriendo y agradeciendo muertos del gusto, bailando sanjuanitos y con
voladores y panderetas, ¿verdad?
Todo lo anterior demuestra que el
Municipio no tiene una política de población, ni de territorio, ni de vivienda,
ni de equipamiento, ni de dotación de infraestructura, ni de movilidad, en fin,
de nada; vegeta en el más absoluto caos y abulia.
Alguien ha descrito la expansión
urbana de Quito como una metástasis, comparándola con la extensión de los
tumores cancerosos por todo el organismo humano. De ser válida la comparación,
al continuar con esa política que se inició con la expedición de la Ley de
Distrito Metropolitano de Quito, se estaría aplicando involuntaria y
bobaliconamente una política suicida.
EXPLICACIÓN DEL PUNTO 4.5.
Veamos varios momentos en el
tiempo:
1 Un
barrio X ubicado en el borde de la ciudad y, este sí, consolidado; al frente
puede tener dos tipos de vecindades, una hacienda productiva o unas tierras
abandonadas, baldías. Con la primera vecindad su precio es alto, mientras con
la segunda lo es menos ya que esas tierras son susceptibles de invasión, además
de que pueden estar llenas de basura y nidos de ratas.
2 Las
tierras baldías son invadidas y se forma un “asentamiento humano de hecho”;
apenas se sortean los lotes la gente toma posesión de los mismos, delimita su
propiedad con 4 palos y alambre de púas, o cartones y latas o, en el mejor de
los casos construye 3 paredes de bloque en los límites con sus vecinos, deja
libre el lindero con la calle y, construye una cuarta pared cerca del fondo del
lote para cerrar su vivienda. Este asentamiento no tiene alcantarillado ni agua
potable, sus calles son apenas senderos de tierra, no tiene transporte, no
tiene nada. Los del barrio X ven a sus nuevos vecinos atravesar cada día por
sus calles en busca del transporte público, los ven acarrear agua sacada de
alguno de sus hidrantes, los ven trepándose a sus postes para conectar largos
cables hasta sus viviendas y tener luz eléctrica (con lo cual se producen
cortos circuitos o caídas de tensión), los ven botar su basura en cualquier
esquina y, en el peor de los casos los ven las noches de los viernes y sábados
atravesar en estado etílico haciendo ruido, tal vez armando bronca o, en el
peor de los casos, como son pobres o viven bajo la línea de pobreza, algunos
tienen las uñas largas y si encuentran alguna bicicleta descuidada se la
llevan, así como espejos, plumas y otros adminículos de los vehículos. Ante
este panorama cae el precio del suelo del barrio X, porque nadie está contento
ni desea seguir viviendo en él, y los que pueden tratan de vender sus casas,
con lo que, al aumentar la oferta, baja el precio de lotes y casas.
3 El
Municipio legaliza el “asentamiento humano de hecho”, con lo cual, como se ha
indicado, se legaliza la precariedad, motivo para una nueva caída del precio
del suelo del barrio X, como se ha indicado.
4 Al
cabo de algunos años, y por medio de la movilización, lucha o sobornos por
parte de los pobladores, el Municipio construye aceras, bordillos y calzadas, y
la infraestructura necesaria para el agua potable y el alcantarillado en el
“asentamiento de hecho” legalizado. Entonces el precio del suelo del barrio X
subirá un poco, porque las condiciones de vecindad han mejorado.
5 Al
legalizar el “asentamiento humano de hecho”, ahora las tierras baldías o
productivas junto a él ven subir los precios del suelo, porque sus propietarios
se dan cuenta de que ahora son susceptibles de ser incorporadas al área urbana.
Claro que, como la realidad es muy compleja, también puede ser que más bien
caiga el precio del suelo, porque ahora sus propietarios temen una invasión
similar a la que produjo “el asentamiento humano de hecho” legalizado. Todo
depende de las circunstancias específicas de cada caso. Por ejemplo, en las
tierras baldías de Lumbisí, junto a las cuales se están construyendo conjuntos
residenciales de clase alta, el precio del suelo sube, porque esos conjuntos
disponen de toda la infraestructura y sus propietarios tienen “amigos” en el
Municipio y la Policía y es impensable una invasión o lotización irregular.
6 Ante
esa situación de precariedad institucionalizada, amén del sufrimiento de los
barrios vecinos al legalizado, en las áreas del interior, más alejadas del
problema descrito suben los precios del suelo por múltiples circunstancias,
como estar más cerca de los equipamientos medianamente útiles, así como del
transporte público, disponer (relativamente) de mejor infraestructura, etc.
Estos
no son más que unos pocos ejemplos de los procesos anárquicos de variación de la
renta del suelo de toda ciudad capitalista, en la cual es el libertinaje del
mercado y no la planificación racional los que dominan la ciudad. Incluso
adquiere valor monetario el “simbolismo” del suelo; por ejemplo, si mi
departamento tiene un valor alto, pero al frente se ubica un puesto de policía
o una unidad gubernamental o, peor, una discoteca, cae violentamente el precio
del suelo y de mi departamento, porque esas vecindades no son “agradables” real
o ideológicamente. ¿Quién quiere vivir al frente de los policías, con sus ruidos
y sus luces insoportables? ¿Quién quiere vivir al frente de los burócratas y
sus demandantes de servicio, que van y vienen sin parar, se parquean donde
quiera, meten bulla, botan la basura en la vereda, atraen a los vendedores
ambulantes y destruyen la tranquilidad? ¿Quién quiere vivir al frente de una
discoteca?
Respecto
de esa sesión del Concejo Municipal dedicada a la legalización de
“asentamientos humanos de hecho” me asalta una duda, sembrada por la historia
de las ciudades: ¿no será que los traficantes de tierras que formaron esos
“asentamientos” “calentaron las manos” del alcalde y de los concejales para
lograr la legalización? Unos ejemplos: una humilde campesina,
inicialmente vendía leche en las laderas del Pichincha pero, en la década de
los años 70 del siglo pasado se dio cuenta de la alta demanda de vivienda de
los pobres migrantes y originarios de la ciudad, así que se dedicó a promover
invasiones y lotizaciones irregulares en dichas laderas (Como consecuencia de
la tala de árboles y falta de obras de conducción de las aguas lluvias, del
barrio la Victoria, sobre San Carlos, bajó un aluvión que inundó los barrios consolidados de la parte del valle bajo). A dicha señora le fue tan
bien e hizo una fortuna tan importante que uno de sus hijos llegó a ser
propietario de una empresa petrolera que hacía perforaciones en Rusia, y de un banco privado. Fue uno de los dos únicos banqueros que, supuestamente,
dieron con sus huesos en la cárcel por el atraco bancario de 1999. Actualmente
todas esas invasiones están legalizadas y el Municipio, con el dinero de todos
nosotros, ha construido la infraestructura necesaria.
Otro ejemplo, esta vez en
la India: la noche en que, debido a que la empresa norteamericana Union Carbide
para reducir costos eliminó todos los sistemas y controles de seguridad y
alarma y dejó podrir las tuberías de la fábrica de pesticidas en la ciudad de
Bhopal, se escaparon 42 toneladas de isocianato de metilo, el cual al
reaccionar con el agua y el aire se transformó en ácido cianhídrico (cianuro)
el mismo que, como es 2,5 veces más pesado que el aire fue empujado por el
viento a ras del suelo y en apenas unas pocas horas de la medianoche mató a
16.000 pobladores de las chabolas de la ciudad y provocó enfermedades a 550.000
personas, las que se transmitieron por dos generaciones (a saber). Pues bien,
el equivalente del alcalde de la ciudad ordenó a la policía que impidiera la
fuga de los pobladores de sus barrios, porque unos meses antes había legalizado
los barrios de chabolas, se iban a efectuar elecciones en poco tiempo, y no
quería perder a sus votantes. Felizmente el Jefe de la Policía no le obedeció y
dejó que los pobladores que no caían muertos como moscas en la calles pudieran huir.
Esos son apenas dos de los miles de ejemplos de la perversa relación clientelar
que existe entre los pobladores pobres y los alcaldes de las ciudades; podría
relatar otros más con nombres y apellidos que conozco, de personas “de no
creer” que andan por las calles muy ufanos suponiendo que nadie conoce sus
fechorías; y cuando mueren les rinden homenajes, cubren sus ataúdes con la
bandera de la ciudad, ponen sus nombres en calles y escuelas, les erigen
monumentos y mucha gente les llora.
2017-08-24