“PLANIFICACION ORIENTADA AL TRANSPORTE”: un terrible error conceptual y
de muy trágicas consecuencias.
Leonardo Miño Garcés
El
Señor Secretario de Territorio, Hábitat y Vivienda del Municipio del Distrito
Metropolitano de Quito ha anunciado (2019-01-19) que su unidad ha realizado una
“Planificación Orientada al Transporte”. ¿Por qué considero que ese es un terrible
error conceptual y de muy trágicas consecuencias?
Vamos
a ver. El Sistema Urbano es, como su nombre lo indica, un SISTEMA, o sea un
conjunto de elementos o componentes articulados y relacionados entre sí de tal
manera que la modificación de uno solo de ellos produce la modificación de
todos los demás. Y dicho sistema, como todo sistema, tiene su jerarquía, es
decir que unos componentes son principales y otros secundarios; y cada uno de
ellos contiene unos elementos terciarios o instrumentos que emplea para su
funcionamiento. Es muy similar al sistema orgánico del cuerpo humano, cuyos
componentes principales son el cerebro, el corazón y los pulmones, y todos los
demás son secundarios, cada uno de los cuales tiene otros sub componentes que
le permiten funcionar; ejemplos de estos últimos son el subsistema
circulatorio, el esqueleto, el subsistema linfático, la piel, la grasa, etc.; pero,
claro, la afectación a uno cualquiera de los componentes, afecta a todo el
sistema.
En
consecuencia, no tendría ninguna base científica realizar una medicina “orientada”
al hígado, o a los huesos, etc., sino que la medicina debe, no “orientarse”,
sino conocer y tratar TODO EL SISTEMA INTEGRAL.
Volviendo
al sistema urbano, el transporte no pasa de ser un INSTRUMENTO de la Movilidad,
la cual, a su vez, es un componente secundario de dicho sistema, puesto
que sirve para la comunicación o trasferencias entre los componentes
principales: las actividades productivas (secundarias y terciarias), de
intercambio (de bienes, servicios e información), de consumo (vivienda,
educación, salud, recreación deportiva y socio-cultural y atención a los grupos
más vulnerables) y de gestión (pública y privada). En consecuencia lo que hay
que hacer con el transporte es GERENCIARLO, única y exclusivamente cuando ya se
ha realizado la planificación integral de todo el sistema; no “orientar” la
planificación urbana hacia él.
Difícilmente
un “emprendedor” (como se ha hecho costumbre llamar a los nuevos empresarios privados,
como que ellos fuesen los únicos emprendedores) en lugar de planificar el funcionamiento
de todo su negocio, sus relaciones con proveedores y clientes finales, su
organización interna, etc., se dedicase a realizar una planificación “orientada”
a los instrumentos de su trabajo,
tales como las computadoras, los muebles y los útiles de limpieza.
Si
el Municipio del Distrito Metropolitano de Quito conociese o pusiese atención
en que el 44,1% de los vehículos que circulan por sus carreteras, avenidas y
calles tiene como motivo de viaje la transferencia entre
vivienda-trabajo-vivienda, se dedicaría a eliminar los motivos de viaje del 55,9%
de vehículos restante, mediante la Planificación del Ordenamiento del Territorio,
dotando a cada barrio de todos los equipamientos públicos y negocios privados
que retengan población en los barrios y no los obliguen a abandonarlos para ir
a buscarlos en las centralidades urbanas de su ciudad. Un beneficio adicional
de esta planificación sería la eliminación de la inseguridad y de los robos de
los domicilios, porque los pobladores no dejarían abandonados sus barrios y casas,
amén de que se formarían o reforzarían las redes barriales de solidaridad y
apoyo mutuo. Y todo ello sin construir un solo metro cuadrado más de vías y
eliminando la necesidad del Metro, que obligará a todos los habitantes del país
a subsidiar el Metro de Quito por los siglos de los siglos.
Cuando
ustedes se encuentran atascados en una calle, les invito a imaginarse lo que
ocurriría si de repente desapareciesen el 55,9% de los vehículos que
obstaculizan su circulación, ¿no es cierto que el atasco no se produciría? ¡Es
obvio!
Analicemos
con cuidado las transferencias entre los componentes principales del sistema
urbano. La movilidad de una ciudad se produce para la realización de 16
transferencias entre los componentes principales del sistema urbano, dos de
ellas tienen dos motivos de realización, así que son 18 transferencias. Ahora
bien, el motivo de 5 es la transferencia vivienda-trabajo-vivienda; el motivo
de 4 es el abastecimiento con vehículos de carga (el mismo que, en la Roma de
Julio César, estaba dispuesto que se realice por las noches), 2 son de
frecuencia semanal y 7 pueden y deben realizarse mediante internet. De manera que
de las 18 transferencias totales solamente las primeras 5 deben realizarse en
horas del día, en hora pico, y con la utilización de vehículo a motor, pero en
su mayoría deberían efectuarse mediante transporte institucional, es decir en
buses y no en vehículos particulares que ocupan un enorme espacio vial y sólo
transportan 1 pasajero por vehículo. El cálculo anterior demuestra que se
pueden eliminar los viajes realizados actualmente para el 72% de los motivos de
viaje en hora punta y los vehículos para ellos empleados. Con lo cual,
obviamente desaparecerían los atascos, se elevaría la accesibilidad al espacio
urbano y la productividad del trabajo por el menor tiempo de desplazamiento.
Aquellas trasferencias que deben realizarse por internet, o sea sin la
concurrencia del interesado a la dependencia correspondiente, traen la ventaja
adicional y trascendente de eliminar el contacto personal entre el ciudadano y el
empleado, que es motivo y pretexto para el pedido de coimas. Pero, claro, como
queda dicho, para eso se requiere la Planificación Integral del Ordenamiento
del Territorio Urbano (del rural y regional he analizado en otro ensayo).[1]
De
realizarse la Planificación Integral del Ordenamiento del Territorio Urbano dotando
a cada barrio de todos los equipamientos públicos y negocios privados que
retengan población, dichos barrios podrían ser totalmente peatonales, como lo
asegura la siguiente investigación científica:
“Una persona,
caminando 12 minutos puede fácilmente alcanzar cualquier punto en un área de
100 hectáreas. Por lo tanto, cualquier actividad localizada en un área con una
densidad de 10 personas/hectárea (la densidad tipo de un suburbio de los EEUU)
puede ser alcanzada por 1.000 personas sin necesidad de vehículo a motor. O sea
que 30.000 personas pueden alcanzar esas mismas actividades en el mismo tiempo
de caminata si la densidad es de 300 personas/hectárea, que es la densidad tipo
de un distrito central de negocios de una ciudad asiática.”[2] (En
mis diseños de la Ciudad Sostenible Modelo he alcanzado una densidad de 356 personas/hectárea).
En
consecuencia, la “planificación orientada al transporte” constituye un terrible
error conceptual y de muy trágicas consecuencias, entre otras la contaminación
del medio ambiente, la elevada tasa de accidentalidad y conflictividad, la
pérdida de vidas y el empleo de los escasos recursos disponibles en la
recuperación de la salud de los accidentados y en la reparación de los vehículos,
el derroche de los escasos dineros del Estado y de los particulares en la
importación, refinación, transporte y compra de combustibles, la múltiple
conflictividad en la relación entre motoristas-municipio-policía por los
engorrosos, absurdos, anti técnicos e ilógicos trámites, que comportan y
estimulan la corrupción, etc., etc. En suma, ¡una barbaridad! L.q.q.d.
Por
último, el anuncio que se comenta y otro realizado por el pomposamente
denominado Instituto Metropolitano de Planificación Urbana en el que informa
que ha realizado un Plan Urbano con un horizonte temporal al año 2040, se
producen justo cuando la actual administración municipal está por fenecer, de manera
que uno de los 20 aventureros que -envalentonados por el caos de la ciudad de
Quito que a nadie importa- optan por el empleo de Alcalde, el momento en que
sea electo arrojará a la basura todo lo que ha hecho la administración
anterior, como es costumbre en este desafortunado país que carece de políticas
de Estado para el largo plazo de cumplimiento obligatorio por todas las
administraciones que se sucedan en el poder, tal como existe en la Gran
Bretaña.
Para
conocer el efecto real (“por sus obras los conoceréis”) de las decenas de
planes municipales elaborados en las últimas décadas, basta armarse de valor y
de paciencia (o hacerse inyectar Valium a la vena o ser un abúlico de
solemnidad) para asomarse a la ventana o recorrer las calles de la ciudad, y
ver el caos, la suciedad, el estruendo, la desidia, la irresponsabilidad y la
estulticia en sus más repugnantes expresiones.
LMG. 2019-01-22