martes, 21 de diciembre de 2021

EL MEJOR REGALO DE NAVIDAD

EL ÚNICO REGALO SINCERO Y ÚTIL POR LA NAVIDAD

 

 

Por alguna razón que nunca alcancé a entender los “cristianos” del mundo asociaron el nacimiento de Jesús con la necesidad y la obligación de dar regalos -por parte de unos y el resentimientos si no se los recibe por parte de los otros- junto y simultáneamente con organizar tremendas comilonas y bebilonas que terminan en empachos, deterioro de los dientes y borracheras.

            Pronto, antes o después, el resto de terrícolas siguió la costumbre reemplazando a Jesús con un viejito barrigón encargado de repartir regalos por todo el planeta.

            Por supuesto que los comerciantes se chuparon los dedos apropiándose de la festividad y haciendo su fortuna en diciembre, a nombre de Jesús o del viejito barrigón.

            Pero lo que todos saben pero se niegan a pensar es que se monta una gran hipocresía a nombre de la religión o de la reunión familiar anual.

            Así que he decidido hacer una propuesta para limpiar esa falsa festividad y hacerla verdadera, útil, salvadora de vidas, limitante de enfermedades y expresión genuina de HUMANIDAD y HERMANDAD, palabras huecas que rara vez han expresado hechos verdaderos en la historia de una especie esencialmente egoísta.

            A fines del año 2019, China conoció que el llamado Coronavirus SARS-Cov 2 se contagiaba de persona a persona, lo ocultó al mundo y permitió que cinco millones de personas viajaran por él y provocasen una pandemia que, hasta el momento, ha matado a 5.369.040 personas.

            Un año después, a comienzos del año 2021 un puñado de científicos, luego de identificar y secuenciar al virus inventaron vacunas contra él.

            A punto de concluir el año, a fines del 2021, la población vacunada es una minoría en el hemisferio sur del Planeta y es una mayoría en el otro, hasta con tres dosis. Las empresas farmacéuticas que producen las vacunas, a pesar de haberlo hecho con dinero público, se niegan a renunciar a las patentes y a los derechos de propiedad intelectual, con lo cual hasta el momento han acumulado una fortuna obscena a costa de la muerte de millones de personas y la ruina de todos.

            A continuación un relato de esta barbaridad:

 

“Científicamente sabemos cómo disminuir el número de muertes por COVID 19. Si no se hace es porque los estados no se atreven a enfrentarse con grupos que anteponen sus intereses particulares al bien común. Un ejemplo claro de estos últimos son las empresas farmacéuticas productoras de las vacunas anti COVID y muy en particular Pfizer y Moderna. Como he escrito en varias ocasiones, no se podrá resolver la pandemia a nivel local a no ser que se pueda resolver a nivel mundial.Mientras los países de renta baja y media (que son la gran mayoría de la población mundial) no adquieran la inmunidad, continuarán apareciendo en ellos variantes del virus que podrían ser cada vez más dañinas, contagiosas y resistentes a las vacunas actuales.
            Pues bien, tales industrias se han opuesto a que durante la duración de la pandemia tengan anuladas sus patentes para facilitar y permitir que se amplíe la producción de tales vacunas a nivel mundial. He mostrado en previos artículos que los argumentos utilizados por tales industrias para oponerse a ello no tienen credibilidad. En contra de lo que dicen sus portavoces (que tienen grandes cajas de resonancia en la mayoría de los medios de información y persuasión), la evidencia demuestra que tal medida de eliminación de las patentes y producción mundial de las vacunas es factible y aconsejable. La mayoría de las asociaciones científicas en salud pública así lo indican…

Aconsejo al lector que lea el interesante informe del Financial Times sobre el comportamiento de Pfizer en la producción y distribución de sus vacunas anti-COVID, comportamiento que puede resumirse en las declaraciones de un dirigente del gobierno sudafricano que subraya que "es profundamente inmoral que personas se beneficien comercialmente a costa del enorme sufrimiento que imponen a la comunidad en su totalidad". (The Inside Story of the Pfizer Vaccine, Financial Times, 12.01. 2021)...

En realidad, este virus podría haberse definido como el virus de la desigualdad,habiendo hecho palpables las injusticias tan acusadas que existen en el mundo. Decía correctamente el informe del Oxfam de enero pasado,  que "el virus contribuyó a acentuar todavía más una realidad en que la mayoría de la población estaba sufriendo las consecuencias de un sistema económico y político fallido, a la vez que los súper ricos continuaron acumulando sus beneficios". Las 10 personas más ricas del mundo amasaron desde el principio de la pandemia 540 billones de dólares de riqueza, cantidad que sería más que suficiente para vacunar a todo el mundo y evitar que la pandemia profundizara aún más su pobreza…” (https://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2021/12/15/el-predecible-desastre-pandemico-y-sus-posibles-consecuencias-politicas/) (Subrayados y en negrillas míos)

 

            Desde que se conoció la gravedad de la virulencia, se supo que si no se vacunaba por lo menos a un 80% de la población de TODO EL MUNDO no serviría de nada vacunar al 79.9%, que “o nos salvamos TODOS o no se salva NADIE”.

Queda el colmo de claro y fuera de toda discusión que esta vez la solidaridad no es una acción supuestamente válida para acallar la conciencia sino una de vida o muerte; al igual que la lucha contra el calentamiento global, es una acción imprescindible para la supervivencia de la especie.

Así que mi propuesta es que en esta navidad NADIE COMPRE REGALOS, que con el dinero que se mal gastaría en regalos cursis e inútiles se forme un fondo mundial para hacer vacunar a los ocho mil millones de seres humanos, previa la anulación de las patentes de las vacunas.

Es bastante simple.

En lugar de los sermones inútiles del “santo” “padre” de Roma por Navidad, “urbi et orbi”, y de los líderes de los países (algunos católicos, “cristianos”, miembros del Opus Dei, fieles de Alá y Mahoma, o de Yahvé o “izquierdistas dolidos por los pobres” y similares), debe emprenderse en una campaña URGENTE para recabar que nadie haga regalitos sino que ponga sus billetes para vacunar a ocho mil millones de aquellos mentados “hermanos”. Todos esos dirigentes deben liderar la campaña y disponer los mecanismos financieros y logísticos para tener éxito; o demostrarán una vez más que son unos inútiles. A ver si todas esas religiones y juramentos comunistas son verdaderos o son puro cuento, todos los que los proclaman son unos embaucadores profesionales y todos los feligreses de aquellos son unos hipócritas incurables.

Y en cuanto a los descerebrados anti vacunas:

“Tanto que aparecieron —siempre listos— los antis: personas en busca de argumentos para volver al siglo XVII… se indignan y se manifiestan y se empeñan en ignorar que, ahora, la mayoría de internados y muertos por covid son otros necios que no quisieron vacunarse. Gracias a ellos la plaga permanece… En este carnaval de desigualdades el conflicto también es desigual: en los países ricos el problema son los que no la quieren; en los pobres, los que no la tienen. A este ritmo, muy pronto vamos a agotar el alfabeto griego —y los recursos del mundo y las paciencias y las vidas, y la palabra de 2022 será silencio o, si hay suerte, estupidez.” (Martín Caparrós. El País Semanal, 18 de diciembre del 2021).

“Está muy bien documentado que es esencial que para controlar una pandemia se tiene que controlar el número de personas que pueden contaminar a otras. Y no estar vacunado implica que esta persona es mucho más contaminante que la vacunada. Es defendible la tesis de que una persona pueda tener el derecho de terminar su propia vida, pero no es sostenible que una persona tenga el derecho de amenazar la vida de otra, contagiándola…” (Vicenc Navarro. Op.cit)

Así que, gente, por primera vez en la historia, los regalos de Navidad deben ser verdaderamente demostraciones de solidaridad y hermandad, no obligaciones cursis e inútiles. Vamos a ver cuántos cristianos hay en el mundo, cuántos religiosos que sirven a su dios, cuántos izquierdistas preocupados por los pobres del mundo.

Y, si no lo hacen, no vengan después a mesarse los cabellos y las barbas, rasgarse las vestiduras y armar escándalo porque ha aparecido otra variante del virus, porque los sistemas de salud están colapsados, porque la economía está detenida; que todo eso lo tendrán bien merecido, se lo habrán ganado.

LMG. 2021-12-20