jueves, 3 de mayo de 2018

¿DE CUÁNTAS PERSONAS DEPENDEMOS? ¿A CUÁNTAS DEBEMOS AGRADECER?

¿DE CUÁNTAS PERSONAS DEPENDEMOS?
¿A CUÁNTAS DEBEMOS AGRADECER?

            Mi esposa ha tenido la bondad de poner delante mío un plato de sopa. Concretamente un locro de papas, plato típico de la sierra del Ecuador, que está simplemente compuesto de agua, papas, aceite (de palma, maíz, oliva, girasol o similar), cebolla blanca, ajo, comino, achiote, culantro, leche, queso, sal y un medio aguacate. Apenas lean esto seguramente algunos lectores dirán: “uuuu si así no se hacentas perjudicamos cuando desperdiciamos alimento o cuando cultivamos de manera depredatoria?[1]; bueno disculparán no más, pero con más o menos ingredientes igual se llama locro de papas, y para el efecto de este articulo da lo mismo.
            Antes de servírmelo, de repente y en una fracción de segundo (lo que pone en duda la afirmación de Einstein de que nada en la naturaleza viaja a mayor velocidad que la de la luz) pienso en el trabajo de cuántas personas ha sido necesario para que yo tenga ese plato en mi mesa, o sea, a cuántas personas debo agradecérselo. Si bien difícilmente podré acordarme de todas, voy a intentarlo. Vamos a ver:
            MI ESPOSA, claro, en primer lugar. Cuando era niño, en cambio, era mi madre y, como éramos 8 hermanos, mi padre, mi madre y mi abuelita (¡once personas! ¿Cómo lograba mi padre alimentar a tantos? Yo ahora no podría), había necesidad de una o varias personas que ayuden en las labores domésticas, extrañamente llamadas “criadas”. A todos ellos también debo agradecer, ya que si ellas no hubiesen trabajado o hubiesen fracasado en su empeño, o lo habrían hecho mal, ahora yo no estaría aquí. Y, reflexionando en esa frase: “no estaría aquí”, también debo agradecer a mi médico, él sabe a quién me refiero.
            Ahora bien, pensando en esa cantidad de personas, ¿se imaginan ustedes que, restando tres personas fallecidas, en una generación, ahora somos 63? En una generación, once personas se multiplicaron hasta ser sesenta y tres y medio (por ahora). Esa es la razón por la que “para el año 2050 la Tierra deberá alimentar a ¡dos mil millones de personas más que ahora! Está claro que no podrá hacerlo, así que unos cuantos billones quedarán desnutridos o morirán, o se lanzarán a la guerra para arrebatar a los que sí pueden alimentarse, la parte que les corresponde.
            AGUA: para que yo pueda abrir la llave y obtener el líquido vital, primero alguien, hace muchos siglos, en el Imperio Romano, se dio cuenta de que ese es un servicio vital; luego, alguien calculó y diseñó los acueductos que llevaron el agua a las ciudades, miles de personas aportaron (de una u otra forma) los recursos necesarios para la ejecución de la obra, otras miles la ejecutaron (vaya usted a saber cuántas dieron su vida en dicha construcción). Esas obras impresionantes, los acueductos romanos, habrían sido mucho más difíciles de construir si a una mente extraordinariamente prodigiosa no se lo ocurría inventar el arco de medio punto, uno de los inventos más geniales de la arquitectura; ese genio al parecer fue un etrusco, miembro de una cultura anterior a la romana.
            Ya en nuestra época, alguien concibió el proyecto específico que conduce el agua a mi domicilio, alguien investigó para descubrir las posibles fuentes de captación (y aquí lamento por los miles de organismos vegetales y animales que están sufriendo o  muriendo porque yo les quité al agua que necesitaban para su vida); alguien calculó y diseñó todo el sistema de captación en la montaña, conducción a la ciudad, almacenamiento, purificación y conducción hasta mi domicilio; alguien inventó el procedimiento de purificación, otra persona descubrió y muchas otras fabricaron los productos químicos necesarios; muchos empleados públicos en labores administrativas y técnicas mantienen funcionando el sistema, millones pagan sus impuestos y el costo de sus consumos para que el sistema siga funcionando. Y, claro, yo pago la tarifa mensual correspondiente al consumo que realizo. Finalmente, muchos otros miles de personas hacen labores similares para que el agua con que lavaré el plato y los utensilios de cocina sea conducida (espero que correctamente) a su destino final.
            Pero, además, para que se produzcan todos los otros insumos necesarios para mi plato de sopa, se requieren incalculables volúmenes de agua.
            SAL: Alguien, investigando para enfrentar la enfermedad de miles de personas (algunas de las cuales habrán muerto como consecuencia de ella), descubrió que, también, este era un producto vital que los humanos debíamos consumir para mantener una salud adecuada. Miles de personas trabajan para obtener la sal en sus fuentes, sean marinas o terrestres, otras miles para purificarla, refinarla, enfundarla, transportarla, y venderla.
            PAPAS: hace varios siglos, los Aymaras en el altiplano boliviano descubrieron que, investigando la semilla de este tubérculo podían transformarla para hacerla comestible. Y consiguieron producir y cosechar varias decenas (o centenares) de variantes comestibles de papa, que luego se difundieron por todo el planeta, sin ser jamás reconocidos ni agradecidos los Aymaras por su enorme contribución a la salud humana. Ya en nuestros días, campesinos muy humildes y pobres cultivan, cuidan y cosechan la papa, la ensacan y trasladan a lomo de mula decenas de kilómetros para venderla a comerciantes intermediarios mayoristas, recibiendo un precio irrisorio por su producto. Los mayoristas lo venden a comerciantes urbanos de variada capacidad de venta, como la “casera” de la consignación en que yo la compro.
            CULANTRO (para no alargar el relato, cabe incluir en este proceso a la cebolla blanca, ajo, comino y achiote): de manera similar a la papa, campesinos humildes siembran estos productos; y luego se produce un proceso parecido al de aquella hasta llegar al comerciante minorista o supermercado urbano para su venta final. Estos productos vegetales tienen un período más corto que el de la papa hasta su deterioro, razón por la cual su venta es más vulnerable y tanto el agricultor como el intermediario corren el riesgo de perder su esfuerzo y su dinero cuando el producto se descompone.
            AGUACATE: Suelen ser pequeños o medianos hortelanos los que cuidan los árboles de aguacate, cosechan el producto y lo sacan, generalmente en transporte motorizado, al mercado urbano.
            En todos los casos, el productor obtiene una muy pequeña fracción del costo del producto, la parte del león del precio final se lo reparten entre los intermediarios y el vendedor final.
            ACEITE: si se trata de aceite de palma, para su obtención se ha producido previamente un proceso de depredación de los pequeños propietarios del suelo, y el cultivo extensivo de la palma será de funestas consecuencias para el ambiente del sector durante muchísimos años. De manera que aquí debemos considerar la producción de pobreza y miseria que ese tipo de cultivo implica. A los campesinos que siembran, cuidan, cosechan, embalan, y transportan el producto hasta la fábrica, deberemos añadir aquellos que lo procesan en ella y luego lo transportan hasta el comerciante urbano.
            LECHE Y QUESO: Debo agradecer a los miles de ganaderos, pequeños, medianos y grandes, a los que hay que sumar los fabricantes de quesos. Pero además, para que vivan las vacas hay que producir cereales, y actualmente el volumen de producción de cereales para alimento animal (vacas, pollos, cerdos, etc.,) es solamente un poco menor al volumen de producción para consumo humano. “La demanda de más cosechas para alimentar ganado es una de las razones por la que se necesitará producir el doble de cosechas para el año 2050”. Y, para mayor abundamiento, para que vivan esas vacas y se produzca aquel queso se necesitan ingentes volúmenes de AGUA, de cuya producción ya nos ocupamos anteriormente.
Unos datos interesantes al respecto:
“Se necesita 1 kg., de alimento para producir 1 kg., de pez de granja,
                       2 kg., de alimento para producir 1 kg. de carne de pollo,
                       3 kg., de alimento para producir 1 kg., de carne de cerdo,
                       7 kg., de alimento para producir 1 kg., de carne de res.”
            “La alimentación fundamental de las vacas es forraje, compuesto de la siguiente manera: sorgo molido y plantas de maíz, 8%; maíz hecho hojuelas  para volver más digerible el almidón y productos derivados del etanol: 92%. Estos productos son necesarios para que la vaca consuma más alimentos que le suministren energía para que gane peso rápidamente. Esto en la fase de engorde, antes de esa fase sí pasan pastando, comiendo hierba, compuesta casi en su totalidad de fibra.”
            “En 2009-2010 se produjeron 2,3 billones de toneladas métricas de cereales, suficientes calorías para alimentar a entre 9 y 11 billones de personas (y en esos años éramos solamente 7 billones), pero solamente el 46% se destinó a las personas; los animales domésticos consumieron el 34% y el 19% fueron a la industria, para ser transformados en biocombustibles, almidones o plásticos.”
            Así que, imagínense la cantidad de gente que trabaja para que yo pueda tener ese poco de leche y queso en mi plato de sopa.
            Ahora bien, obviamente esos alimentos deben ser cocinados, así que debo agradecer también a todas las personas que trabajaron en la extracción de petróleo, su refinación (para convertirlo en gas o electricidad), su transporte, almacenamiento y distribución. Y a los que trabajaron en la fabricación de la cocina y de la refrigeradora, desde la extracción del mineral del que se originó el metal constituyente, las tuberías, cables, cauchos, plásticos, etc., de los que están constituidos los dos aparatos. Y no debo olvidar al científico que inventó la manera de refrigerar los alimentos, y a los productores de los elementos químicos necesarios para ello.
            Y, ¿eso es todo? NO. Ese volumen de caldo debe colocarse en un plato sopero o “plato hondo”, el cual se suele colocar sobre un “plato tendido”. Así que, entre las personas a las que debo agradecer que yo pueda disfrutar de mi sopa debo añadir las que fabricaron esa vajilla, desde la extracción de la materia prima, los moldeadores (torneros), horneros, decoradores, transportistas, vendedores, etc.
            Y, ¿el mantel y la servilleta? ¿Cuántas personas trabajaron desde la obtención de la materia prima, la fabricación de esos elementos necesarios, hasta que llegaron a mi mesa?
            Y, ¿los cubiertos? Sean de plástico, o metal, porque sería muy difícil comer sopa con los dedos, ¿no es cierto? ¿Cuántas personas trabajaron desde la obtención de la materia prima, la fabricación de esos elementos necesarios, hasta que llegaron a mi mesa?
            Y, ¿las ollas y demás utensilios en que se cocinaron los ingredientes de la sopa? ¿Cuántas personas trabajaron desde la obtención de la materia prima, la fabricación de esos utensilios, hasta que llegaron a mi cocina?
            Y, ¿la mesa? ¿Cuántas personas trabajaron para que yo pueda apoyar el plato en esa mesa?
            Y, ¿la habitación en que me encuentro? ¿Cuántas personas trabajaron para que yo no me encuentre sentado en la vereda comiendo ese plato de sopa?
            Y, si la sopa me la como por la noche necesitaré energía eléctrica para iluminar la habitación, y para que se encienda la luz apenas yo pulso un interruptor es necesario el trabajo de otras miles de personas.
            Y, claro, todo eso lo tuve que comprar y, para poder comprarlo, tuve que trabajar. ¿Cuántas personas tuvieron que trabajar para que yo pudiera trabajar? ¿Cuántas pagaron sus impuestos para que yo tuviera mi salario mensual?
            Realmente sería necesario un libro de unos cuantos cientos de páginas para describir con detalle todos los oficios necesarios e imprescindibles para que una persona pueda consumir un bocado de comida.
            Así que, ¿alguien puede decir a cuántas personas debemos agradecer cada vez que nos llevamos a la boca un bocado de comida?
            Y además, aunque lo siguiente es triste, si yo dispongo de dos panes y solamente necesito uno, o tengo una cantidad de sopa en exceso, ¿a cuántas personas les estoy quitando su porción, a la que tienen el mismo derecho que yo? “En el mundo futuro no habrá gente que muera de hambre, porque no habrá gente que muera de indigestión”[2] Hace un año, más o menos, ¡había 870 millones de seres humanos desnutridos en el mundo! “Unos 66 millones de niños van con hambre a la escuela en los países denominados en vías de desarrollo”. “805 millones de personas en el mundo, se va a la cama con hambre todas las noches”.
            Así que, a fin de cuentas, ¿de cuántas personas dependemos? ¿a cuántas debemos agradecer? ¿A cuántas perjudicamos cuando desperdiciamos alimento (sólo en los EEUU se pierde un billón de dólares anuales por el desperdicio de comida) o cuando para cultivar les arrebatamos su tierra o destruimos su ambiente?
           

LMG/2018-04-26






[1] En efecto, el primer amigo que leyó este artículo, de inmediato me llamó para decirme que el auténtico locro de papas solamente se hace con “papa chola”. Vale. Yo no sé nada de sofisticaciones culinarias.
[2] Eduardo Galeano.