jueves, 11 de octubre de 2018

POLÍTICAS A LARGO PLAZO PARA LA CIUDAD DE QUITO

POLÍTICAS A LARGO PLAZO PARA LA CIUDAD DE QUITO[1]
Y PARA TODAS LAS CIUDADES DEL MUNDO
Leonardo Miño Garcés PhD.Arq.
            Antecedente:
            En el artículo anterior[2] me permití expresar mis opiniones sobre la próxima elección de alcalde de Quito, y en el mismo explicaba la necesidad de que sea la ciudadanía la que elabore las políticas, planes, programas y proyectos que deben ejecutarse en su ámbito vital, y que los políticos deberían limitarse a ejecutar aquellas; en el presente pongo en práctica dicha exigencia y formulo algunas políticas a largo plazo para la ciudad de Quito aunque, en verdad, deberían ser aplicadas en todas las ciudades del mundo.
            Políticas a largo plazo para la ciudad de Quito:
            Son aquellas que, por ser trascendentales para la supervivencia de los habitantes de la ciudad, deben ser permanentes, o sea de cumplimiento obligatorio por las varias administraciones municipales que se sucedan en el gobierno de la ciudad desde ahora y en el futuro. Son aquellas que trascienden de la resolución de los problemas inmediatos y aparentes[3] y van dirigidos a la esencia de los fenómenos. Son aquellas que están dirigidas a eliminar o disminuir sustancialmente la VULNERABILIDAD de la ciudad y sus habitantes. Hay que concientizarse que la tragedia se produce al cabo del cumplimiento de un proceso, que se inicia con la AMENAZA, si la ciudad y sus habitantes no están preparados sólida y sosteniblemente para afrontarla, entran en un estado de VULNERABILIDAD, si se mantiene esa circunstancia por la inacción se entra en un estado de RIESGO, y si continúa la inacción se produce la TRAGEDIA. De manera que, realmente, no existen tragedias “naturales”, la naturaleza se comporta de acuerdo a leyes físicas inexorables y de sobra conocidas, no funciona al azar, son los seres humanos los que viven haciendo su voluntad al desgaire y luego culpan y se lamentan a los dioses.
Y PARA TODAS LAS CIUDADES DEL MUNDOos dioses.s seres humanos los que ea la ciudadanuiere, como una de sus condiciones ba cuenta                                
Amenaza + Estado de Debilidad à Vulnerabilidad à Riesgo + Inacción à Tragedia.

            Las políticas a largo plazo serían, al menos, las siguientes:
- Soberanía alimentaria: La ciudad de Quito debería investigar la necesidad de alimentación sana de sus habitantes en un lapso de por lo menos 25 años; el área, ubicación y diversidad de los suelos necesarios para satisfacer aquella, y adquirir el dominio de los mismos, sea mediante el procedimiento de enfiteusis u ordenanzas que aseguren la preservación de la riqueza de esos suelos e impidan el cambio de uso. Incluso la ciudadanía (por medio de sus instituciones pertinentes) debería determinar el tipo de cultivo y la tecnología que debe aplicarse en cada tipo de suelo identificado. Y debería poner en ejecución todas las acciones necesarias y suficientes para preservar o recuperar y conservar la riqueza de esos suelos.
- Autonomía Energética: La ciudadanía[4] debe asegurarse de que la generación de energía que necesita en el largo plazo se produzca únicamente mediante fuentes renovables, las cuales son únicamente las siguientes: solar fotovoltaica, termo-solar, eólica, mareomotriz y geotérmica. Obviamente que cuando esté disponible la tecnología de la generación eléctrica mediante el hidrógeno o la fisión nuclear, se deberán adoptar las medidas para utilizarla.
- Medio Ambiente Sano: La ciudad y su entorno deben depurar su atmósfera, suelo y aguas subterráneas, y mantener dicha condición de manera sostenible.
- Seguridad y sostenibilidad del ambiente construido: La ciudad debe, de inmediato, cambiar el código de construcción para adaptarlo a los más avanzados en resistencia sísmica, tales como el chileno y japonés; y debe exigir a sus universidades que transformen de raíz los planes y programas educativos de aquellas profesiones implicadas en la seguridad y sostenibilidad del ambiente construido. Como parte de esta política, es necesario asegurar la:
- Seguridad y sostenibilidad de la macro-infraestructura: Es decir el esqueleto vital de la ciudad. Específicamente las fuentes y redes mayores de abastecimiento de energía y de agua potable; las plantas depuradoras de aguas servidas y su destino final, la red de comunicación electrónica, la de atención de emergencia y seguridad, la red vial mayor que permitiría la evacuación de la población en caso de emergencia, los centros de salud y hospitales, los espacios que servirían de albergues, etc., y similares.[5]
- Control del crecimiento del área edificada: Dicha área no debería crecer un metro cuadrado más. En toda la ciudad deberían planificarse las acciones necesarias para que exista una densidad bruta no menor a 238 hbs/ha; y una densidad neta no menor a 356 hbs/ha. Esto permite y contiene los siguientes parámetros de bienestar y calidad del espacio urbano:
- Área verde: 26,41 m2/hab.
- Índice de vivienda: 26,77 m2/p.
- Distribución del uso del suelo:
- Vivienda: 65,63%
- Equipamiento: 32,42%
- Vías: 1,95%
Todas las indicadas son cifras referenciales, que superan los parámetros internacionales y que han sido calculadas rigurosamente por el autor y verificada su viabilidad y validez mediante diseños concretos. Y, lo que es tan importante, contienen todos los equipamientos de uso de alta frecuencia en el interior del ámbito de cada barrio, a una distancia de acceso peatonal en un recorrido de quince minutos, con lo cual, como quedó indicado en el artículo anterior, se reduce sustancialmente la movilidad motorizada.
- Control del crecimiento exponencial de la población:
No escapa al conocimiento del autor que esta política suscitará reacciones adversas y hasta violentas por parte de ciertos grupos, pero está demostrado histórica y científicamente que ninguna acción de sostenibilidad será posible si no se la adopta.          Ahora bien, tampoco escapa al conocimiento del autor que de poco servirá tener éxito en esta política si no se la cumple en el ámbito nacional y si solamente Quito tiene éxito en todos los propósitos incluidos en este artículo. Es evidente que si se mantiene la situación de pobreza y miseria en el resto del país (e inclusive en el ámbito de América) la población crecerá por la migración, atraída por las excelentes condiciones de vida que se tendrían en Quito. En el ámbito nacional, también es evidente que la mejor inversión que se puede realizar en las ciudades mayores, Quito y Guayaquil, es no realizarla en ellas, sino en las provincias menos favorecidas, tales como Esmeraldas, Bolívar, Cañar, Loja, Cotopaxi, etc. Cada provincia y ciudad debe retener a su población, mediante la creación de buenas condiciones de vida en ellas. De manera que el control del crecimiento migratorio es de responsabilidad nacional, al menos.
            No obstante reconocer aquella realidad, Quito debe asumir su responsabilidad en controlar el crecimiento exponencial de su propia población.
- Aseguramiento de la creación sostenida de empleo para toda la población económicamente activa: Si bien no se puede caer en la ingenuidad de creer que en el sistema capitalista se puede lograr el pleno empleo, habida cuenta de que este sistema para su supervivencia y crecimiento exponencial de la concentración del capital requiere, como una de sus condiciones básicas, que siempre exista más demanda de trabajo que oferta del mismo; al menos debe ser una política de largo plazo el luchar para lograr y mantener en el tiempo el pleno empleo de la población económicamente activa de la ciudad. Caso contrario, es de lógica elemental y sentimiento básico de humanidad que no se debe traer al mundo más niños que aquellos a los cuales se puede asegurar el bienestar.
            De lograrse el pleno empleo (no empleo precario y temporal), con salarios que le permitan a toda la población la satisfacción de sus necesidades básicas; adicionalmente, no existirá “problema de la vivienda”, ya que la consecución de la misma será posible y financiada con el 25% de dicho salario. Por ello, en la presente relación de las políticas trascendentales no se menciona una política específica de vivienda.
- Plena[6] atención de la salud de la población actual y futura. Creo que no es necesario explicar la necesidad de esta política.
- Educación e instrucción científica y tecnológica: plena, permanente y de óptima calidad: Educación obligatoria y gratuita en todos los niveles, para toda la población actual y futura; actualización y mantenimiento del nivel en relación a la mejor educación e instrucción científica y tecnológica del ámbito mundial.
            Conclusión:
            Esas serían, a saber, las políticas mínimas a largo plazo que deberían ser ejecutadas y, como se explicó en el artículo anterior, puesto que la ciudad es un sistema, todas ellas deben ejecutarse de manera integrada, no alguna de ellas de forma aislada. Ahora bien, para su ejecución, cada política requiere de varios planes, cada plan de varios programas y cada programa de varios proyectos, así se estructuraría una planificación urbana integral e integrada para asegurar el bienestar de la población en el largo plazo.
LMG/2018-10-11





[1] El contenido de este artículo no pretende ser exhaustivo y agotar la temática, sino iniciarla.
[3] Los llamo “aparentes” porque son aquellos problemas tan concretos que, nada más mediante los sentidos se manifiestan o “aparecen” a los seres humanos, sin necesidad de tener una mínima instrucción o educación. Vale recordar esa máxima de nuestros antepasados: “las apariencias engañan”.
[4] Se denomina “ciudadanía” a aquella población que ha tomado su destino en sus manos, adopta las decisiones de manera soberana y, como MANDANTE, obliga a sus mandatarios a cumplirlas.
[5] Hay que concientizarse en que existe una obligación vital: en caso de emergencia y tragedia puede colapsar (pero no debería) cualquier edificación, pero por ningún motivo los hospitales. Estos jamás deberían derrumbarse. En el sismo de abril del 2016 en Manta, colapsó el hospital del IESS, y el Director de dicha institución se encogió criminalmente de hombros y se limitó a decir: “no importa, tenemos 74 millones para construir uno nuevo”; recibió una embajada como premio. Poco después cayó una lluvia de mediana intensidad y colapsó el hospital de Chone. Quito tiene dos hospitales y varios edificios de atención médica justo en la quebrada (rellenada) por donde bajarían los lahares en caso de erupción del volcán Pichincha. ¡Criminal!
[6] La palabra “plena” se utiliza en el presente artículo para referirse a que toda la población deberá contar con el servicio o equipamiento que se menciona.

martes, 9 de octubre de 2018

PRÓXIMA ELECCIÓN DE ALCALDE DE QUITO

PRÓXIMA ELECCIÓN DE ALCALDE DE QUITO[1]
Leonardo Miño Garcés PhD.Arq.
1.     Las falencias de la “democracia” tradicional
            La “democracia”, tal como existe desde su supuesta creación en la antigua Atenas tiene una falencia estructural que la hace completamente perjudicial a la mayoría de la población, estimula la formación de una enorme empresa de corrupción y la actuación predominante de embaucadores profesionales llamados políticos. Y esto se produce, principalmente, porque la población no ejerce su rol de mandante, ordenando a sus empleados, los gobernantes, a que cumplan sus demandas; sino que espera que aquellos “propongan” soluciones mesiánicas y los deja en completa libertad para que hagan lo que les venga en gana.
            Esta realidad, que ya dura más de 2.500 años, debe ser cambiada de raíz, con un giro de 180 grados, de manera que sea la población la que elabore las políticas, planes, programas y proyectos, y los partidos políticos se limiten a elaborar propuestas de cumplimiento de aquellos, las cuales debe evaluar la población en función del grado de eficiencia y eficacia de las mismas. Pero, no solamente eso, sino que debe mantener una vigilancia diaria sobre cada uno de los actos de aquellos a quienes elija, creando instancias que “les respiren en la nuca” y, en caso de incumplir un solo acto que vaya en contra de aquellas políticas, planes, programas y proyectos, debe destituirlos ipso facto y encerrarlos de por vida en la cárcel.
2. El problema principal de las propuestas de los candidatos
            Desde siempre, los partidos políticos y sus candidatos se han limitado a proponer obras o actos aislados, orientados a resolver o paliar algún problema puntual y aparente sentido por la población; por ejemplo las dificultades de movilización, la penuria o carencia de servicios básicos, la delincuencia, las ventas ambulantes, el desaseo, últimamente la contaminación ambiental, el espacio público tomado por los vehículos, etc. A esos problemas puntuales y aparentes, los políticos ofrecen resolver generalmente mediante la construcción de grandes obras de infraestructura o equipamiento, para ganarse el voto de la gente que, en algunos casos, llega a la desesperación por el padecimiento causado por el problema puntual. En estos días algún político de este corte tradicional promociona una gigantesca obra de infraestructura para comunicar áreas del distrito. Esta oferta tiene dos defectos espantosos y repudiables: una, engaña a la gente haciéndole creer que al facilitar la movilidad se va a resolver la congestión y que las mega-obras de infraestructura son expresión de progreso y, dos, el político sabe que esas construcciones son las principales fuentes de enriquecimiento ilícito y de difícil seguimiento y juzgamiento.
            Pero, ejemplo aparte, como se puso arriba, en el mejor de los casos las ofertas se refieren a problemas puntuales y aparentes. Con lo cual las soluciones nunca serán tales, sino que en el corto o mediano plazo desencadenarán reacciones adversas y otros problemas colaterales.
            3. La manera correcta de conocer los asentamientos humanos y enfrentar sus                 problemas.
            La ciudad es un sistema, o sea un conjunto de componentes tales que cualquier modificación de uno implica la modificación de todos los demás, del sistema en su conjunto y de su relación con el ámbito que le rodea, en algunos casos internacional.      Esta realidad ya permite advertir que intervenir sobre un problema aislado necesariamente va a producir efectos en todos los componentes del sistema y, como esos efectos no fueron advertidos, generalmente serán negativos. Por ejemplo, en la administración del Sr. Barrera se proponía elevar la densidad del sector del aeropuerto antiguo construyendo edificios de 40 pisos de altura en los terrenos que quedarían vacantes, sin siquiera pensar que la Av. Amazonas, en ese mismo momento en que se discutía dicha propuesta, ya estaba saturada, y nadie pensaba que todos esos edificios de 40 pisos necesariamente iban a arrojar y atraer a miles de vehículos a una arteria ya saturada; aparte de que la infraestructura de agua potable, alcantarillado y energía eléctrica ya era deficitaria sin ese aumento de densidad.
            Una de las actuaciones preferidas por los candidatos y luego alcaldes es la construcción de obras de vialidad o la compra de equipamientos de transporte colectivo, tales como viaductos, pasos deprimidos o elevados, ampliación de calles y avenidas, túneles, líneas de Metro o tranvía, buses articulados, biarticulados, triarticulados, etc., etc. Lo que revela un absoluto desconocimiento de que la teoría y la historia del urbanismo demuestran hasta el cansancio y la saciedad que no se debe estimular ni facilitar la movilidad, sino todo lo contrario, desalentarla, reducirla; puesto que la movilidad es inversamente proporcional a la accesibilidad: a mayor movilidad menor accesibilidad. Como consecuencia de dicha ignorancia, esas obras y equipamientos en el corto o mediano plazo vuelven a quedar saturados y demandan nuevas obras del mismo tipo en lo que se denomina en urbanismo “el círculo vicioso de la movilidad”. Es clásica la frase de Lewis Mumford: “ampliar avenidas para resolver la congestión es como ampliar la cintura del pantalón para combatir la obesidad”.
            Las distintas administraciones municipales de Quito (y de buena parte de las ciudades del mundo) no han conocido la respuesta a una pregunta fundamental del funcionamiento de la ciudad: ¿Para qué se mueve la gente? ¿Cuáles son los motivos de viaje? Si la conocieran, se darían cuenta que la gran mayoría de viajes puede eliminarse mediante la dotación de aquellos equipamientos de barrio de alta frecuencia de uso, tales como casas cuna, guarderías, escuelas, colegios, puestos de salud, sub centros y centros de salud, clínicas, espacios y equipamientos de recreación abierta y socio-cultural, casas de atención y recreación para personas de la tercera edad, equipamientos de comercio minorista de artículos de primera necesidad, centros de gestión pública (aunque esta gestión debe resolverse mediante internet, con el doble beneficio de que elimina viajes y también la invitación al soborno de parte del empleado público por el contacto personal con el ciudadano demandante); y equipamientos similares. Estos equipamientos deben dotarse en el ámbito del barrio, ubicados a una distancia susceptible de ser recorrida en quince minutos a pie, lo que significa alrededor de 750 metros desde la última vivienda o departamento. Con ello se eliminaría el mayor porcentaje de viajes, es decir, se reduciría la movilidad.
            Otras dos ventajas adicionales son que puesto que la gente permanecería en el barrio, se apropiaría del mismo, se iría formando un sentimiento de pertenencia, se formarían lazos de solidaridad y, como consecuencia obvia, se reduciría o eliminaría la delincuencia.
            Eliminado ese alto porcentaje de viajes motorizados quedarían dos fundamentales, el primero es el necesario para la relación vivienda-trabajo-vivienda, el mismo que se deberían resolver mediante el transporte institucional, es decir que las empresas públicas y privadas deberían implementar su propio transporte en buses para sus empleados, desestimulando o castigando  el uso del automóvil privado: una vez que la empresa pone a disposición buses, no prohibiría que aquellos empleados que “no quieren juntarse con los longos” usen su propio vehículo, pero tanto ella como la municipalidad cobrarían altas tasas por el uso del espacio privado y público por el parqueo.
            El restante porcentaje de viajes motorizados, para el abastecimiento de productos a los centros de distribución, debería realizarse por las noches o fines de semana.
            De esta manera, además, al reducirse la necesidad de uso del espacio público para el vehículo, se lo recuperaría para el peatón, para transformarlo en espacios verdes y arborizados, para el encuentro y la sociabilidad.
            Amén de que se reduciría sustancialmente la accidentalidad, la violencia inter-motoristas, la pérdida de vidas y de recursos que actualmente se deben emplear para la recuperación de la salud de los accidentados y la reparación de los automotores y, para mayor abundancia, se reduciría sustancialmente la contaminación ambiental, tanto por la disminución de vehículos como por la creación de espacios verdes en los barrios y la transformación de buena parte de los actualmente pavimentados en verdes.
            Si se pone un poco de atención en el ejemplo desarrollado, se podrá dar cuenta de que si bien se inicia pensando en la movilidad, se lo enfrenta abarcando todos los tipos de equipamiento urbano, la identidad y apropiación barrial, la disminución o eliminación de la contaminación ambiental, el intercambio de bienes, servicios e información, la gestión, la salud y la economía familiar, etc. Es decir que se tiene una visión de conjunto de una red de componentes del sistema.
            Pero aún el ejemplo es limitado, ya que el sistema urbano tiene cinco componentes: la funcionalidad, la morfología, la tecnología, el ambiente y el significado o identidad. De manera que toda intervención debe abarcar al sistema en su conjunto, con una visión integral holística, ya que cualquier intervención parcial, en uno solo de los componentes conducirá al fracaso en el mismo y en todo el sistema.
            Así que la colectividad deberá elaborar un proyecto integral de ciudad, primero respondiendo a la pregunta del tipo de ciudad que aspira para sí y para las próximas generaciones, y luego formulando las políticas a largo plazo (es decir que deberán ser cumplidas por varias administraciones), los planes, programas y  proyectos concretos que deberán ser cumplidos por la próxima administración. Sólo entonces esa colectividad podrá llamarse con derecho ciudadanía, la cual sólo merece ese nombre si participa de manera activa en la toma de decisiones o, mejor dicho, si las decisiones son tomadas por ella, y los gobernantes, en este caso los alcaldes, se limitan a ejecutarlas.
            En cambio, si la colectividad insiste en dejar su suerte librada a los políticos o aventureros de ocasión en busca de riquezas mal habidas, que se atenga a las consecuencias que venimos sufriendo desde que Sebastián de Benalcázar entró en Quito.
LMG/2018-10-09





[1] Las reflexiones generales del presente artículo se aplican a todas las ciudades del mundo.