sábado, 25 de septiembre de 2021

CARTA A UNA JOVENCITA DE QUINCE AÑOS

Buenos días niñita (o jovencita) muy querida.

Espero que te encuentres muy bien.

            Quiero contarte la historia de una niñita -que tenía tu edad- que recibió un disparo en la cabeza; felizmente los médicos pudieron salvarle la vida.

            Te preguntarás cómo puede haber gente tan malvada para poner una pistola en la cabeza de una niñita y dispararle un tiro. Pues te cuento que la odiaban tanto como para querer matarla solamente por una razón: porque esa niñita quería estudiar.

            Tal vez creas que me estoy inventando una historia espantosa para asustarte.

            Pues te cuento que eso sucedió realmente, una niñita no pudo soportar que le prohibieran estudiar y decidió desobedecer la orden, salir a la calle a protestar y exigir su derecho a estudiar y, por eso, le pegaron un tiro en la cabeza. O sea que no tuvo miedo de poner su vida en peligro para que la dejen estudiar.

            Su nombre es Malala, nació en Pakistán. Eso ocurrió el 9 de octubre del 2012 cuando tenía 15 años. Por su heroísmo, determinación y lucha para defender los derechos de las niñas y mujeres de su país, le dieron el Premio Nobel de la Paz en al año 2014, a los 17 años.



¿Puedes imaginarte que, en cambio, haya personas que voluntariamente no quieran estudiar? ¿Mientras unas prefieren morir a no estudiar, crees que sea posible que otras decidan voluntariamente no estudiar?

            Junto a ese mismo país, en Afganistán, en estos días, nuevamente el gobierno ha decidido que las mujeres deben casarse con los hombres que disponga el gobierno, que solamente deben estar metidas en la cocina y a disposición de los maridos para tener hijos. Que no sirven para nada más. Y a las que quieran estudiar y trabajar, pues simplemente las matan. ¿Te gustaría vivir en ese país?

            Tú ya debes haberte dado cuenta que este es un mundo en el que los hombres deciden lo que es -según ellos- “lo mejor” para las mujeres, que siempre y en todos los sitios y ocasiones las mujeres son menospreciadas, discriminadas, ofendidas, agredidas de palabra y obra, e incluso masacradas. Seguramente sabes que desde hace varios siglos muchas mujeres han luchado, les han encarcelado, torturado y han perdido su vida para cambiar esa situación. Sin duda las condiciones para las mujeres han mejorado muchísimo pero de todos modos sigue existiendo una perversa discriminación contra ellas.

            También supongo que sabes que desde enero del año pasado, debido a la paralización de la economía por la pandemia, miles de millones de personas en todo el mundo han perdido sus trabajos, han sido arrojadas a la calle a mendigar para poder comer un mugroso pedazo de pan cada día.

            En todas las épocas y en todos los países del mundo el número de puestos de trabajo es inferior al número de trabajadores, es decir que hay más trabajadores que puestos de trabajo, siguen naciendo mas trabajadores pero sigue disminuyendo el número de trabajos. Así que siempre hay desempleo. Y, cuando una empresa tiene problemas bota a la calle a muchos de sus trabajadores. ¿Sabes a cuáles bota primero? Los bota en este orden:

-       A los menos capacitados,

-       A las mujeres,

-       A los de mayor edad.

O sea que los menos capacitados, si además son mujeres, la pasan fatal. Tienen dos de los tres boletos “premiados” para perder.

            ¿Cuáles son los menos capacitados? Te pongo en orden de capacitación, desde los más capacitados hasta los menos:

1.     Los que tienen varios Doctorados,

2.     Los que tienen un Doctorado,

3.     Los que tienen varias Maestrías,

4.     Los que tienen una Maestría,

5.     Los que tienen varias Especialidades,

6.     Los que tienen una Especialidad,

7.     Los que tienen un grado universitario,

8.     Los que han terminado el bachillerato,

9.     Los que no han terminado el Bachillerato,

10.  Los analfabetos.

 

            O sea que, SIEMPRE, pero más que nada en estos años de pandemia (la cual no se sabe si acabará alguna vez) la muchedumbre de desempleados está compuesta fundamentalmente por las personas de los grupos 9 y 10. Y, para mayor desgracia, si perteneces a cualquiera de esos grupos, y además eres mujer, te botan a la calle primero.

            Si se presentan a solicitar un puesto de trabajo un hombre y una mujer, contratan al hombre; y si contratan a los dos, a la mujer le pagan mucho menos a pesar de que realice el mismo trabajo.

            Hay muchísimas jóvenes de tu edad que lloran lágrimas de sangre porque deben dejar de estudiar para buscarse cualquier trabajo precario para ayudar a que sobreviva su familia, y ese abandono de su educación les condena a vivir siempre en la miseria.

            O sea que tú, mis nietas y todas las mujeres del mundo están en la peor de las situaciones: primero, son mujeres y, segundo, si no alcanzan los más altos grados de capacitación, ya pueden ir preparándose a mendigar en la calle para poder comer cada día un mugroso trozo de pan porque, si tienen trabajo, cualquier día las despiden.

            Además de esa situación, que ha ocurrido siempre, actualmente el desarrollo de la tecnología de la informática, que te permite tener un teléfono móvil y una computadora, hace que muchísimos trabajos puedan ser efectuados por una máquina; y las máquinas no comen, no ganan sueldo, no piden permisos por enfermedad, no hay que pagarles la seguridad social, no piden vacaciones, ni nada de eso, por lo cual es preferible emplear  a una máquina que a una persona.

            Por ejemplo, las farmacias están destinadas a desaparecer. En los próximos años bastará presentar una receta e introducir una tarjeta de crédito en una máquina automática ubicada en cualquier calle; la máquina escaneará la receta expedida por un medico, leerá el código de la tarjeta de crédito y arrojará las cajas de pastillas por un hueco. Con lo cual desaparecerán las farmacias, con todos sus empleados, los cuales irán a la calle a mendigar. Trabajos mucho más complicados como los de un banco ahora se realizan mediante cajeros e internet. Cuando yo era joven los bancos tenían miles de empleados, mientras que ahora yo no he ido a un banco desde hace varios años, todo lo resuelvo por internet. De manera que los empleados de los bancos son mucho menos que antes. Y, como los niños siguen naciendo, cada día aumenta el número de desempleados.

            Actualmente los aviones no necesitan pilotos, son las computadoras las que hacen volar a los aviones; se pone pilotos y copilotos sólo por si se produce alguna eventualidad. Los grandes camiones que transportan mercaderías por todos los Estados Unidos no necesitan conductores, son las computadoras las que los manejan. Los teléfonos móviles son fabricados por máquinas, las computadoras igual, y los chips que controlan esos aparatos, igual.

            Así que los desempleados ya son miles de millones, y cada día que pasa ese número sigue aumentando.

            Todo ello seguramente te dará una idea -y más vale que no sea una idea sino una convicción- de que si no te aseguras de pertenecer a los dos primeros grupos de los más capacitados, que puse arriba, ya puedes estar segura de que lo vas a pasar muy, pero muy mal.

            Hace un par de meses un padre de familia me contaba muy contento que le había dado un regalito a su hija por “sacar buenas notas”. Me puse furioso y le respondí que yo nunca había dado un premio a ninguno de mis hijos por “sacar buenas notas”, sino que les había dado palo por no sacarlas. Unas buenas nalgadas que les impedían poder sentarse una semana. Y, cuando yo era niño, las nalgadas dolían tanto que no podíamos sentarnos durante quince días. Bueno, a mi nunca me las dieron porque yo nunca fui tan burro. Así como era imposible regresar del colegio a casa con tres orejas, era imposible regresar con malas notas.

            Pero, claro, nuestros padres no empezaban dándonos palo, empezaban dándonos ejemplo, luego nos introducían en el maravilloso mundo del saber, luego nos relataban y advertían descarnadamente el funcionamiento de la sociedad en la que íbamos a vivir y, sólo si demostrábamos ser más cerrados que un bombillo eléctrico, procedían a zurrarnos. Así que el proceso de aprendizaje era largo.

            En la escuela, cuando no estudiábamos, los mismos profesores nos decían que a los vagos y holgazanes los botaban a la calle, porque había muchos niños afuera queriendo entrar y no podían porque tenían que trabajar o no había cupo; así que a los vagos les botaban a la calle para que puedan entrar a esos niños.

            Cuando mi hijo tenía cinco años se presentó en casa con una mala nota, enseguida le cogí de las orejas y le puse en la ventana, para que vea a un niño de su edad trabajando en la construcción de una casa cargando ladrillos, y le dije que si me traía otra mala nota le ponía a trabajar con ese niño a cargar ladrillos. O le cambiaba con ese niño, porque no era justo que unos niños trabajen como mulas y otros holgazaneen en su casa. Con esa advertencia nunca más se atrevió a traerme malas notas.

            Cuando mi otra hija decidió que, acabado el bachillerato, quería pasarse un año descansando, su madre se puso como un huracán del Caribe, le dio un par de gritos y le dijo que ese mismo momento se iba a inscribir en la universidad para rendir los exámenes de ingreso. Ella salió corriendo a pedir cupo en la universidad para dar los exámenes.

            En cambio, mi otra hija nunca dejó de estudiar, hasta ahora; siempre le gustó leer y estudiar, hoy es la mejor profesora de Colegio del país y, sin embargo, los empresarios dueños del colegio donde trabaja -como todo empresario del mundo- son unos piratas ladrones y no le pagan bien. Con lo cual debes darte cuenta de que nunca es suficiente, siempre tienes que estudiar más, siempre tienes que saber más que todos los demás. Debes saber más que los demás y, además, lo que no saben los demás.

            Ahora los tres son profesionales trabajadores y responsables, simplemente porque sus padres no les permitieron hacer lo que les diera la gana. O se ponían las pilas y se espabilaban o lo pagaban caro. No había alternativa. Era más fácil presentarse con tres orejas.

            Y nosotros, antes de casarnos y antes de tener hijos, primero consultábamos la cuenta del banco y nuestras reales posibilidades y situación económica, para asegurarnos de tener suficiente dinero para pagar una buena alimentación, salud, vestido, vivienda y, fundamentalmente, una buena educación y capacitación para los hijos que iban a venir al mundo. No podíamos ser tan estúpidos como para traer hijos a este puto mundo a morirse de hambre, como sólo proceden los perros.

            El mundo que te tocará vivir es tan asqueroso que, además de capacitarte profesionalmente al máximo nivel, debes ser experta en defensa personal, para romper todos los huesos a los gamberros que se te aproximen demasiado. O, ¿acaso no te has enterado de las pandillas de gamberros que agreden a las mujeres cada día en todo el mundo? 

            Pero, inclusive, estudiar y aprender solamente para tener un buen trabajo es un objetivo muy limitado y muy triste; es como vivir para trabajar, en lugar de trabajar para vivir.

            El principal y trascendente objetivo de estudiar y aprender es CONOCER, SABER, arrancarle a la naturaleza sus secretos. Saber y conocer es la actividad más hermosa de la vida, o tal vez, la única.

            Nunca olvidaré la satisfacción que me produjo en el Colegio demostrar por mi cuenta un teorema de la Geometría; solucionar una ecuación; ponerle un problema al profesor y verle rascarse la cabeza y prometer que “mañana traería la respuesta”, etc., etc.; y, luego, conocer el origen del universo y de la vida; saber cómo funciona el cerebro; descubrir que los alquimistas de la Edad Media tenían razón pero carecían -y todavía carecemos- de la tecnología para hacer realidad sus deseos; conocer qué es el ADN, dónde está, qué son los telómeros y por qué ahí está la explicación de por qué morimos; saber que los anti-vacunas y los terraplanistas son unos imbéciles perfectos, etc., etc.

            ¡Una pareja de graduados universitarios fue tan tonta que creyó que si apagaban las luces de la casa los rayos no caerían sobre ella! Mira cómo sus grados universitarios y sus buenos empleos no les sirvieron para dejar de ser bobos. ¡No sabían por qué caen rayos en medio de una tempestad! Y estaban procediendo igual que un niño que se tapa los ojos creyendo que así no lo encontrarán.

            Tú, ¿puedes responder a las siguientes preguntas?

            Mira, algunas las he copiado del libro: LAS GRANDES PREGUNTAS DE LOS NIÑOS y las sencillas respuestas DE LOS GRANDES EXPERTOS, Gemma Elwin Harris (Compiladora)

            (Sólo valen las respuestas respaldadas por la física, la química y la biología).

-       ¿Por qué llueve?

-       ¿Por qué unas veces llueve sin que caigan rayos y otras con rayos, truenos y centellas?

-       ¿Por qué primero vemos los rayos y luego oímos un estruendo?

-       ¿Por qué se producen los rayos?

-       ¿Por qué si tengo frío una noche, eso demuestra que el universo morirá y explica por qué?

-       ¿Por qué hierve el agua?

-       ¿Por qué, cuando hierve el agua, suben gotas del fondo de la jarra hacia la tapa?

-       ¿Por qué esas gotas son esféricas?

-       ¿Por qué las gotas de agua tienen una punta hacia arriba hasta que caen y en una cápsula espacial son esféricas sin ninguna punta?

-       Si los autos han producido millones de muertos y heridos y las arañas muy pocos, ¿Por qué tenemos miedo de las arañas y no de los coches?

-       ¿Por qué los coches circulan por la derecha?

-       Y, ¿por qué hay países en que circulan por la izquierda?

-       ¿Por qué lado de la carretera deberían circular?

-       En tu cuchara sopera, ¿por qué si miras por un lado tu imagen está invertida y si miras por el otro está normal?

-       ¿Por qué se produce el arco iris?

-       ¿Por qué las noches de luna llena son frías?

-       Hay canciones que ponen: “libre como el viento”, ¿por qué esa frase es equivocada?

-       ¿Qué es el efecto invernadero?

-       ¿Qué es el calentamiento global y por qué se produce?

-       ¿Por qué tenemos hipo? 

-       ¿Cuándo vemos el pasado?

-       ¿Por qué son redondos los planetas?

-       La Tierra, ¿es plana o esférica? ¿Puedes demostrar tu afirmación?

-       ¿Por qué hay gente cruel?

-       ¿Cómo hacen los árboles el aire que respiramos?

-       ¿Por qué hay personas con distintos colores de piel?

-       ¿Por qué hay personas con distintos colores de ojos?

-       ¿Por qué está tan caliente el sol?

-       ¿Algún rato, ¿el sol se enfriará? ¿Cómo ocurrirá eso?

-       ¿Qué significa la frase: “los hombres, como los gatos, caen siempre parados”? (Aquí cabe una respuesta con argumentos sociológicos.)

-       ¿Por qué las niñas tiene hijos y los niños no?

-       ¿Por qué no vivimos para siempre?

-       ¿Cómo llega el agua a las nubes para que pueda llover?

-       ¿Por qué el cielo es azul?

-       ¿Por qué cambia de forma la Luna?

-       ¿De dónde salió la primera semilla?

-       ¿Cómo vuelan los aviones?

-       ¿Por qué es cierto que las vacas contaminan la atmósfera?

-       ¿Qué es la electricidad y por qué emiten luz las bombillas?

-       ¿Qué puedes hacer si estás en un barco sin comida y sin agua?

-       ¿Por qué te aburres?

-       ¿Por qué unas bacterias nos enferman y otras nos mantienen sanos?

-       ¿Por qué se enciende el fuego?

-       ¿Por qué es salada el agua del mar?

-       ¿Qué fuerza empuja el agua del mar para que se produzcan las olas?

-       ¿Por qué las olas del mar empujan el agua hacia la costa y luego el agua regresa?

-       ¿Por qué los hermanos siempre se pelean?

-       ¿Quieres que te haga más preguntas?

 

            ¿No supiste las respuestas a la mayoría de las preguntas?

            Muchos niños y niñas de tu edad sí las saben, entonces empezaste el partido perdiendo.


LA REALIDAD

¿Qué es la realidad?

Esta es una pregunta muy compleja.

Veo con demasiada frecuencia que dos coches se chocan en la esquina de mi casa. Ese accidente, ¿esa es una realidad? No! Es PARTE de la realidad, apenas un aspecto eventual y coyuntural de la misma. Puesto que la policía y los jueces CREEN que esa es la realidad, nunca resuelven el problema, y no pasan quince días antes de que otros dos coches se choquen.

Veo, siento y oigo que llueve a cántaros en pleno verano, que las temperaturas pasan de los cuarenta grados, que se incendia el Planeta . ¿Esas son realidades? No! Son eventos parciales, son PARTE de la realidad. Puesto que la mayor parte de la gente CREE que esas son realidades, pues se contenta con comprarse un paraguas, encender el aparato de aire acondicionado, irse de vacaciones en coche o en avión viajando miles de kilómetros a otra latitud, tomarse un baño, echar un poco de agua desde unos helicópteros, y olvidarse del asunto hasta el próximo año.

Veo, oigo y leo que unos guerrilleros desharrapados (originalmente entrenados, financiados y armados por las grandes potencias mundiales) se han tomado un país abandonado por esas mismas potencias luego de que lo invadieron y destruyeron por veinte años; y que esos harapientos fanatizados van a meter a todas las mujeres en la cocina y a toda la población en las mezquitas cinco veces al día. ¿Es esa una realidad? No! Es una parte muy pequeña de la realidad, aquello que percibimos con la extremadamente limitada capacidad de nuestros sentidos.

Conozco que más de cuatro millones de personas han muerto en los últimos veinte meses por tragarse una molécula compleja invisible de 50 a 140 nanómetros (0.00005 a 0.00014 milímetros). Como se CREE que esa es una realidad, se CREE que se va a solucionar con un par de dosis de vacuna. Y, una vez recibidas esas dosis la gente se olvida del asuntito que la preocupaba… hasta la próxima.

Todos aquellos son sólo fenómenos o eventos o manifestaciones externas de la realidad.

Entonces comienzo a entender. Puesto que no se conoce la realidad, los problemas que esta produce no se resuelven, sino que se esconden bajo una multa, bajo un paraguas, un chorro de agua, tirarse de los pelos o dejarse pinchar dos veces en el deltoides.

Entonces, ¿qué diablos es la realidad?

La historia del Universo, la de la Tierra y la de la humanidad nos enseña que todo, absolutamente todo, tiene una cantidad innumerable de causas y otra de consecuencias. El uso de la palabra “innumerable” se justifica únicamente por la limitación del cerebro humano, que -hasta ahora- no puede comprender la enorme complejidad del universo, pero en la realidad el número es finito.

Ese “todo” es el Cosmos, un solo Sistema compuesto de múltiples subsistemas de distintos tipos y una sola naturaleza u origen. Y en el que todos sus subsistemas y los componentes de los mismos están indisolublemente articulados y conectados.

 

Un SISTEMA es “un todo formado de fenómenos solidarios, tal que cada    uno depende de los otros y no puede ser aquello que es sino en función y por su relación con ellos… Cualquier modificcación de uno de los componentes implica la modificación de todos los demás” (Citado en MACROARQUITECTURA. Gustavo Munizaga Vigil. Pág. 30)

 

“Todo es causa de todo y provoca consecuencias que se vuelven causas de otras consecuencias, en un …efecto dominó, en que todo está determinado pero permanece (hasta ahora) indeterminable…” LA FÓRMULA DE DIOS. José Rodrigues Dos Santos, pág. 263.

 

    Aquí es pertinente hacer un paréntesis para enfatizar en que de lo enunciado se desprende una norma moral intemporal: la responsabilidad que debe asumir cada quien de cada uno de sus actos: cada uno de ellos tiene múltiples consecuencias, positivas y negativas para sí y para los demás, incluido el ambiente. Los científicos llaman a esto “El efecto mariposa”: si una mariposa agita sus alas en un lugar de la Tierra, se produce un huracán al otro lado.

Fin del paréntesis.

De lo anterior se puede desprender que la realidad es una sola, es todo el Universo o Cosmos. Entonces, ¿quiere eso decir que la realidad es inaprensible e inconprensible por el cerebro humano? No. Cada uno de los actos de una persona tiene un ámbito o escala en el interior del cual existen fragmentos de realidad de orden natural y de orden social. Es perfectamente posible identificar la existencia, en el interior de ese ámbito, de una red de causalidad en la cual todos los fenómenos (naturales y sociales) están inseparablemente interrelacionados. Entre los sociales están los fenómenos económicos, políticos (de organización social) e ideológicos (las creencias religiosas, las percepciones, los miedos, los deseos, las ambiciones, etc., en suma, las formas de pensamiento).

Todo ser humano tiene la capacidad biológica para identificar y representarse mentalmente toda esa compleja red de causalidad, si no lo hace es por atolondramiento, falta de instrucción y entrenamiento o abulia. Y, mientras menos identifica los fenómenos y su interrelación, es más vulnerable a sufrir los efectos de la casualidad y del azar; lo que luego atribuye a “la mala suerte”. Por supuesto que nadie está libre del azar ni de la casualidad, pero mientras más entrenado está para ver la complejidad de la realidad que le rodea, es menos vulnerable a la casualidad.

Además, es de extremada importancia ser consciente de que, incluso si se representa aquella red de causalidad, como se ha indicado, solamente contiene los fenómenos (lo que se capta con los sentidos) o sea las percepciones. Es obligación desentrañar la esencia de cada uno de aquellos fenómenos.

Así que, de manera todavía esquemática, esa es la realidad.

A la luz de esas afirmaciones, voy a realizar un análisis de una afirmación con la que me topé hace unos días, la encontré proclamada como “una idea luminosa” expresada por alguna escritora:

 

            “La PERCEPCIÓN del cliente es tu REALIDAD” Kate Zabriskie

 

Como se ha explicado, la percepción es un producto de los sentidos, es un acto más bien reflejo -o sea no voluntario-. En una explicación sencilla, las células de los ojos, nariz, oídos, lengua y piel envían señales al cerebro, el cual las interpreta y fija en él las percepciones. Para dar un ejemplo concreto, ni los colores, los olores ni los sabores ni la música existen en la naturaleza, todos son producidos en el cerebro. En el caso de los colores, la luz del sol, al incidir sobre determinada superficie, refleja una longitud de onda, la cual es recogida por las células fotorreceptoras de los ojos (los conos) y transmitida el cerebro, el cual la asimila a un color singular.

                  

“…el cerebro <fabrica> todos los componentes que conforman nuestros sentidos…los fotones lumínicos no tienen color, ni las ondas sonoras sonido, ni las moléculas odorantes olor… las partículas de luz que impactan en la retina son incoloras, del mismo modo que las ondas de sonido que impactan en el tímpano son silenciosas y las moléculas odorantes no obtienen olor alguno… Toda la exuberante riqueza de la vida se crea en nuestro cerebro. Lo que vemos no es lo que es, sino lo que nuestro cerebro nos dice que es, y ambas cosas no son lo mismo en absoluto… el color no es una realidad fija sino una percepción…” (EL CUERPO HUMANO, Guía para ocupantes. Bill Bryson. Págs. 77 y 78)

 

“Esto es lo que la ciencia nos está demostrando: no ves nada, no oyes nada, no tocas nada, no hueles nada, no sabes nada, a menos que todo lo que entra en tu cerebro, después de oír, oler, tocar… pase por un filtro que llamamos cerebro límbico o cerebro emocional, donde se le estampa a lo que ves o lo que tocas un significado emocional, un colorido. Y es la información con ese colorido la pasa a la corteza cerebral para elaborar el pensamiento.” (A VIVIR LA CIENCIA. Pere Estupinyà. Pos. 2623)

 

    De manera que las percepciones son los primeros contactos que tenemos con la realidad, aquellos producidos por los sentidos, son sensoriales, simples reflejos, que también son aquellos con los que los animales se relacionan con el ambiente que les rodea; no son una construcción intelectual y, por lo tanto, son apenas los primeros insumos para re-construir la compleja realidad en el cerebro.

    En consecuencia, hacer sinónimo la percepción de una persona con la realidad de otra es -en crudo- aconsejar a la segunda a que limite su cerebro a la simple aceptación de las sensaciones de la primera persona. Similar a lo que hacen los científicos con los ratones o los monos: les obligan durante un tiempo a que vean movimientos repetitivos para que, al acabo de un tiempo, los repitan o imiten.

    Al respecto es ilustrativo leer el papel que desempeñan las percepciones en el proceso de resolución de problemas:

 

“…la resolución de un problema dado se puede descomponer en tres etapas sucesivas. En una primera etapa, las células nerviosas de los cinco órganos de los sentidos, excitadas por los signos producidos por el medio envían una serie de impulsos nerviosos hacia el cerebro. Allí se analizan las diversas señales, se las compara entre sí y también con datos e imágenes ya registradas [por lo tanto, a más cultura más datos a comparar]. De esta comparación resultará, en definitiva, una acción, es decir una nueva serie de impulsos nerviosos, dirigidos esta vez desde el cerebro hacia diversos músculos, órganos y glándulas… “ (LOS DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS CONTEMPORÁNEOS, Michel Claesssens, págs. 82-83)

 

O sea que la percepción es apenas la puesta en marcha del cerebro, mientras que la representación de la realidad en aquel es fruto de una construcción muy compleja que pasa por la elaboración de ideas abstractas y su síntesis en una imagen de la realidad concreta que el individuo está en capacidad de elaborar -a más entrenado, más completa-. 

En resumen, la realidad es una sola, y el cerebro más entrenado apenas puede proyectar en su interior una parte de ella. Pero mientras más completa sea esa representación, más posibilidades tiene de conocerla, de transformarla y de ser menos vulnerable al azar, la casualidad y la incertidumbre.

Por lo cual, produce tremenda pena que algunos seres humanos se contenten con las percepciones sensoriales y renuncien a utilizar el enorme potencial de su cerebro, que bastante le ha costado producir a la naturaleza (las hormigas, las termitas y las abejas lo hacen mejor).-

LA INTELIGENCIA

¿Qué es la inteligencia?

¿Responder preguntas en el menor tiempo posible? Y, ¿si las respuestas son equivocadas? Y, si las respuestas son aquellas aprendidas de memoria u oídas, provenientes de fuentes externas, ¿eso es muestra de inteligencia o de memoria o de ser una buena caja de resonancia? Creo que, en el mejor caso, es muestra de buena memoria; pero también de falta de razonamiento propio, aceptación pasiva de lo oído o leído y, por lo tanto, de falta de inteligencia.

      No recuerdo (ya no tengo buena memoria) quién escribió que no buscar por sí mismo las causas de los fenómenos es “aceptar ser miembro de un rebaño”. ¿Acepto yo ese criterio ajeno? Si lo hago luego de una reflexión propia y abundantes contrastaciones asimilo esa afirmación, es decir transformo la sustancia externa en propia y puedo afirmarla yo mismo. Si simplemente la acepto porque lo dijo una persona “célebre” soy parte de un rebaño.

      El aceptar y proclamar la opinión de una persona reputada como “autoridad”, con la frase: “puesto que lo ha dicho el Papa, o el Presidente de cualquier República, o, peor, el editorialista de moda o “lo leí en el diario de la tarde”, es lo que se llama escudarse en el “argumento de autoridad” y renunciar a pensar por uno mismo. Si “lo ha dicho Einstein”, pues lo ha dicho ese científico, no yo. A ver cómo lo digo yo, con mis propias palabras, argumentos y demostración. ¿Cómo explico que la energía se convierte en materia? Si no lo puedo hacer, tengo una tarea, y como el virus chino nos ha enseñado que no se debe procrastinar, pues manos a la obra.

      Pongo un ejemplo extremo: primero Eratóstenes, luego Copérnico y luego -poco a poco- todos los científicos del mundo afirman que la Tierra gira alrededor del Sol, que la Luna gira alrededor de la Tierra, y que el Sistema Solar gira alrededor del agujero negro que existe en el centro de la Galaxia Vía Láctea. Si yo sostengo esa afirmación y la proclamo, ¿soy parte de un rebaño? Habida cuenta que no poseo la formación ni los recursos para comprobar por mí mismo todas esas afirmaciones. Si simplemente lo acepto, entonces no interviene la razón sino la fe: CREO que todo ello es verdad y no me hago más problemas. Pero si estudio los argumentos teóricos, geométricos y matemáticos de Eratóstenes, Copérnico, Kepler, Galileo y los científicos que han DEMOSTRADO -no solamente afirmado- que múltiples fenómenos naturales solamente pueden producirse y explicarse porque aquellas afirmaciones son correctas, entonces ya puedo hacer mías las mismas y trascender de la Fe al conocimiento.

      Si me asomo a la ventana veo que la Tierra es plana, pero sé que todo lo que veo son meras percepciones sensoriales, producidas por la vista (que solamente puede ver menos del 1% del espectro electromagnético), el oído (que solamente puede captar menos del 1% del espectro acústico), el tacto, el gusto y el olfato, de manera que pongo en duda que la Tierra sea plana, pongo en duda lo que me transmiten mis ojos. Los sentidos únicamente me proporcionan sensaciones extremadamente limitadas de la realidad. Lo que veo no es la realidad, sino una mínima expresión externa de la misma, un mero fenómeno. En conocimiento de lo anterior, es mi obligación buscar la esencia de cada fenómeno, esto es, su origen o su causa, por lo menos la inmediata, aunque mi obligación es buscar la causa última de los fenómenos. Esto me obliga a tomar la sensación de Tierra plana y ponerla en cuestión, lo que implica no creer lo que estoy viendo y buscar su explicación. Si hace veinte siglos los curiosos e inquietos ya encontraron y demostraron que la vista les engañaba y que la tierra es una esfera (incluso achatada en los polos), ahora con todo el potencial de indagación e investigación al alcance de un simple pulsado de tecla, no puedo CREER que la Tierra sea plana.

      De manera que la inteligencia sería cuestionar las percepciones recibidas del exterior y, buscando sus causas, encontrar la esencia. Como consecuencia y virtud de su práctica constante, la persona inteligente dispone de innumerables herramientas mentales para enfrentarse a los azares y problemas de la vida de cada minuto, y resolverlas. Pero, OJO: esto no garantiza la felicidad, sino simplemente estar mejor entrenado para enfrentarse al azar de cada día. La inteligencia es similar o un sinónimo de la creatividad: disponer de un extenso repertorio de recursos y escoger el preciso en el momento preciso y para el desafío concreto, y resolverlo.

 

“…la inteligencia designa la capacidad que posee un ser (humano) para utilizar su cerebro para aportar la solución de un problema dado [o una respuesta objetiva a una pregunta formulada] (LOS DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS CONTEMPORÁNEOS, Michel Claessens, pág. 82)

 

Una buena fuente de contrastación es la historia, Mater et Magister, por aquello de que “por sus hechos los conoceréis”.

      Así que la inteligencia y la creatividad no se heredan almacenadas en los genes, sino que son el fruto de un muy largo, intenso, sacrificado, extenuante, divertido y gratificante trabajo. El cual se inicia motivado por el decepcionante hallazgo de que lo que se ve, se oye, se lee y le cuentan a uno, es eso, puro cuento.

      Incluso las afirmaciones de los filósofos son meras propuestas a ser consideradas y puestas en cuestión. La Filosofía no es una ciencia, puesto que no produce conocimientos. Los filósofos han sido o son personas que, justamente, pusieron en cuestión las percepciones y opiniones generalizadas de su tiempo y -ampliando y profundizando su ángulo de visión- elaboraron interpretaciones personales, su particular visión de la naturaleza, de la vida y de la sociedad, y las propusieron. Muchas afirmaciones de filósofos han sido ya demostradas como erróneas, muchas de Platón, bastantes de Aristóteles, casi todas las de Agustín de Hipona, incluso las fundamentales de Immanuel Kant, y de otros muchos.

       La lectura de los libros de los seres humanos reputados como los más sabios e inteligentes de la historia, o de los científicos más exitosos, debe iniciarse con la pregunta: ¿será?

“El resto es rebaño”.

Si esto es así, aquellos que se limitan a leer los periódicos, oír la radio o ver y oír la televisión -además de lo indicado arriba- habida cuenta que los medios de comunicación colectiva a lo largo de la historia siempre han sido mentideros profesionales; y luego se creen todo a pies juntillas y proclaman como conocimiento propio lo que han leído, no cumplen con los requisitos anteriores.

Para colmo, los que hacen lo anterior con las noticias que reciben por las redes sociales y las reproducen, renunciando a su deber de seres pensantes y asumiendo el lamentable papel de correas de transmisión de barbaridades…

Todos ellos, “son rebaño”.

Y, lo peor de lo peor, en los últimos veinte meses que nos está tocando padecer, esas barbaridades transmitidas han producido muertes, por los descerebrados anti-vacunas.-