jueves, 14 de octubre de 2021

CARTA AL CANAL DE TELEVISIÓN ALEMANA DW Y AL SEÑOR GUILLERMO LASSO

 



Para empezar debo hacer una declaración de principios:

 

Invertir en paraísos fiscales es una INMORALIDAD, no importa cuándo se lo haga o se lo deshaga, es una INMORALIDAD.

 

Una vez que aquello ha quedado palmariamente claro, puedo pasar a exponer el contenido de esta carta.

            La dirijo en primer término al canal de la televisión alemana DW puesto que ha incurrido, también, en una inmoralidad. En efecto, una vez puesto en conocimiento global el informe del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés) respecto de los políticos y empresarios que mantienen o han mantenido inversiones en los paraísos fiscales, aparece el nombre del Sr. Guillermo Lasso Mendoza, actual Presidente de la República del Ecuador como uno de ellos.

            El Canal alemán de televisión DW, en lugar de contribuir al esclarecimiento de la verdad y a la búsqueda de soluciones y, por ejemplo, entrevistar tres ciudadanos de la calle, o a un Rector de una Universidad, o al Decano de una Facultad de Economía del Ecuador, o a un investigador y analista independiente; cómoda, irresponsable e inmoralmente, se ha limitado a abrir la alcantarilla más cercana y entrevistar al contendiente perdedor del Sr. Lasso, y cara visible de la empresa acusada de robo y depredación del Ecuador durante los últimos diez años.

            ¿Pueden ustedes imaginarse tamaño “desatino”, “equivocación” o inmoralidad? ¿Se podía esperar que el sujeto de marras pronunciase una sola palabra de verdad, objetiva y valedera? ¡Obviamente que NO, pues! Es absolutamente imposible (biológica, sicológica, mental, cultural y moralmente) que el contendiente que quedó con la sangre en el ojo y representa a la empresa acusada del robo más descomunal de la historia del Ecuador pueda pronunciar una sola palabra objetiva y verdadera.

            Puntualizado aquello, solamente queda suponer (habida cuenta la historia del periodismo, y el adagio “piensa mal y acertarás”) que la empresa mencionada haya pasado un par de billetes al Canal o a la entrevistadora para volver a salir del silencio de la derrota y contribuir al caos, al desconcierto, al desorden del país y al desengaño de los que votaron por Lasso.

            ¡Que pobre, lamentable, perverso y hasta repugnante papel ha cumplido ese Canal de televisión alemana! ¿Acaso el legado de Joseph Goebbels sigue vigente y se lo practica desembozadamente en Alemania?

            Si bien soy plenamente consciente de que los llamados “medios de comunicación colectiva” son en realidad medios de alienación colectiva y mentideros profesionales, ellos proclaman a los cuatro vientos y a son de trompetas que su misión en el mundo es difundir noticias de acontecimientos verdaderos -aunque son plenamente conscientes de que ese objetivo es sicológica e ideológicamente imposible de cumplir- su formulación es una de las estrategias que tienen las empresas de periodismo para engañar a la gente y vender sus productos.

            Por ello, es aún más perverso el papel de DW, al proclamar que su sagrada misión es informar a la gente y, a renglón seguido, entrevistar a un sujeto que -como demostré arriba- está biológicamente incapacitado para decir una sola palabra de verdad.

            Un medio serio de comunicación colectiva -soy consciente del oxímoron que contiene esa frase- nunca lo habría hecho.

            Así que, señores DW, feligreses y aprovechados alumnos de Joseph Goebbels, asuman su pecado, rectifiquen y cumplan con lo que proclaman, la longitud de su nariz se reducirá y así quedarán menos en evidencia; por lo pronto ya pueden contar con un televidente menos. 

            Ahora voy a dar unos consejos sanos al Sr. Guillermo Lasso.

            Mire usted, Sr. Lasso. Usted cometió un tremendo pecado y de nada sirve que monte en cólera y acelere peligrosamente los latidos de su corazón. Usted es del Opus Dei, cumpla sus mandamientos, confiese que cometió un error, arrepiéntase y cumpla una penitencia proporcional a su pecado para que pueda ser perdonado.

            Y la penitencia es bastante simple: contrate usted un par de profesionales actuarios o economistas o matemáticos, entrégueles la cifra cierta de la cantidad depositada en esas cuevas de ladrones llamados paraísos fiscales, las fechas de los depósitos, y solicíteles que calculen el monto que habría pagado al Estado ecuatoriano si no habría cometido ese pecado, con las multas correspondientes. Y restituya a la población ecuatoriana ese dinero. Si yo estaría en su caso -doy tremendas gracias a Dios por no haber tenido más que lo suficiente para sobrevivir- además pagaría todas las utilidades que recibió durante el tiempo que los dineros estuvieron en las mencionadas cuevas. De manera que restituiría a la secularmente sufrida y trágicamente aguantadora población ecuatoriana el resultado de tres sumandos:

1.    El monto de impuestos que habría pagado si no ponía el dinero en las cuevas de ladrones, y lo mantenía en el país que financió toda la infraestructura, conocimientos, recursos y mano de obra sin los cuales usted no habría podido hacer esa fortuna, todo lo cual es mínimamente justo pagar,

2.    El monto de las multas por haber eludido esos impuestos,

3.    Los intereses que devengaron los capitales durante el tiempo que estuvieron depositados en aquellas repugnantes cuevas de ladrones.

Y ya está, usted recibe la absolución de sus pecados, su corazón recobra el ritmo normal, el país recobra los dineros que le fueron arrebatados, la paz y la tranquilidad; y usted sigue desempeñándose como Presidente. No hay otra, Sr. Lasso, no hay otra.

No, no, de nada, señores DW y Sr. Lasso, no hace falta agradecerme.

LMG, 2021-10-14