jueves, 21 de octubre de 2021

PARA TOMAR DECISIONES CORRECTAS NO HACE FALTA UN TÍTULO UNIVERSITARIO... Y NO BASTA CON ÉL

PARA TOMAR DECISIONES CORRECTAS NO HACE FALTA UN TÍTULO UNIVERSITARIO... Y NO BASTA CON ÉL

 

Leonardo Miño Garcés

 

El título contiene una paradoja, ¿verdad? El lector dirá: ¿qué mismo, pues? ¿Si no hace falta un título universitario para adoptar decisiones correctas, no puede ser que -simultáneamente- no baste con tenerlo. Si se molestan en leer hasta el final se darán cuenta que no hay paradoja, es la pura verdad.

            El bueno de Sócrates escribió que “conocimientos correctos conducen a acciones correctas”.

            Para ilustrar el argumento voy a iniciar poniendo un ejemplo:

            En la segunda semana de octubre de este año (el segundo de la pandemia provocada por el gobierno autoritario y criminal de la China: 2021) la Ministra de Salud del Ecuador ha anunciado que, puesto que “le están sobrando vacunas Sinovac, va a proceder a vacunar a los niños de entre 5 y 12 años”.

            Un padre de familia que tiene todo su tiempo ocupado en ganarse el pan de cada día, pero además es bobalicón, no se hace problema y ni siquiera se inmuta, simplemente pone el deltoides de su hijo para que le pinchen; es un habitante inocuo; no es un ciudadano, puesto que para serlo debe actuar conscientemente; es más bien abúlico. Otro padre de familia -en las mismas condiciones que el anterior- pero no bobalicón, al menos se inquieta, se preocupa y se pregunta: “¡me muero hija, y ahora, qué será de hacer!, ¿dejo que le vacunen o no?

            Este segundo grupo está conformado por -al menos- dos tipos de padres de familia, el uno se aferra al “argumento de la autoridad”, es decir busca una “autoridad” que le resuelva la duda y dictamine qué debe hacer. Si aquella le aconseja una decisión, el padre de familia lo toma como una orden o un mandato de su alfaquí, rabino, chamán, Dalai Lama o Papa, y deja de preocuparse; ha descargado su responsabilidad en una “autoridad” y ha renunciado a construir su propio criterio, “para qué me voy a preocupar, ellos han de saber”, “que voy a estar pensaaaaando, ellos han de saber”. En el caso del ejemplo, aquella “autoridad” suele ser un médico, pero no deja de haber una vecina parlanchina comedida, mamita, el rector del colegio, etc. En suma, no adopta una decisión correcta por sí mismo sino que  supone que la “autoridad” sabe, y actúa en función del pensamiento de otro. Ha renunciado a ejercer su libertad y derecho a pensar y decidir por sí mismo. Tampoco es un ciudadano, es apenas un habitante de la ciudad y del país. El otro tipo de padre de familia no se traga la declaración oficial e investiga hasta dar con la verdad, si bien es cierto que este tipo tiene muy escasos miembros.

            En el caso del ejemplo de la vacunación a los niños, el padre de familia ha procedido a consultar a las siguientes “autoridades”:

-       Un médico (que ejerce en España y es Director Médico de un hospital importante de ese país). Este le responde que “todas las vacunas son buenas”. Olvida responder a la segunda pregunta sobre los niños. La respuesta es falsa, puesto que cada vacuna tiene una efectividad específica que se mide matemáticamente en porcentaje. “Olvida” decirle que en España y en Europa en general los organismos de control de medicamentos aún no han autorizado vacunar a los niños. “Olvido” claramente irresponsable.

-       Una médica, también de España. Esta le responde que “no sé, mijita, pregunte a su pediatra”. Incurre en el mismo “olvido” que su colega.

-       La pediatra ecuatoriana. Esta le responde que “no ha de ser que sobran vacunas, puesto que tienen fecha de caducidad” y “yo le recomiendo que les vacune no más, mijita”. La pobre ni siquiera ha leído los periódicos en los que se cita textualmente las palabras de la Ministra. Obviamente las vacunas están dentro del período de validez, pero la Ministra no encuentra a quien vacunar y ha decidido tomar por asalto a los niños. Esa “autoridad” ha demostrado hasta la saciedad su ineficiencia y bobería, pero no perversidad, así que las vacunas están dentro del período de validez.

-       El padre de familia ha “oído” que en Chile y en Uruguay ya están vacunando a los niños. Pero no sabe (o no quiere saber) que los Estados RESPONSABLES esperan a recibir la autorización de los organismos de control de medicamentos, tales como la FDA de los EEUU y la Agencia de Control de Medicamentos de la Unión Europea.

          Y, con esa información precaria y falsa, pues ya está, lleva a sus niños a vacunar.            O sea, de manera similar al primer padre de familia, este decide renunciar a construir un criterio propio, para lo cual mínimamente habría requerido informarse en fuentes válidas y contrastarlas. Se limita y contenta con tomar lo que tiene a mano.

          El hecho descrito provoca una pregunta muy seria y lamentable: ¿cómo es que tres médicos (el 100% de los consultados), cuya responsabilidad es ser verdaderas autoridades en el tema de salud ante la población, en las que esta deposita su confianza, no tienen respuestas objetivas, no conocen el problema y lo eluden? La respuesta es trágica, pero mejor la describo en un próximo artículo dedicado a esta espantosa realidad.

Ahora bien, aquel acto de libertad y consciencia no puede surgir de la noche a la mañana. Debe aprendérselo en la niñez y ejercitárselo todos los días de la vida. Y tiene, básicamente tres instancias: adquirir información VÁLIDA, contrastar (poner en oposición, comparar) esa información y, tercero, analizar cada uno de los componentes del problema punto por punto, identificar riesgos y beneficios y sacar una conclusión en función de aquellos. Fácil, interesante, divertido y, lo que es más importante, RESPONSABLE.

En el caso del ejemplo, la información válida es aquella procedente de los ya mencionados organismo de control de medicamentos. Luego de dos años de genocidio, ya sabemos que las vacunas primero tuvieron un período largo de investigación, no es cierto que se produjeron al apuro, los científicos ya estaban investigando los virus procedentes de los animales desde hace años. Una vez producida la vacuna, los laboratorios de occidente procedieron a probarla o experimentarla en decenas de miles de voluntarios y otros tantos de control, en tres fases de experimentación; en cambio en la China y en Rusia solamente tuvieron una fase y con solamente decenas de casos de experimentación. Con los resultados cuantificados de riesgos y beneficios, las farmacéuticas procedieron a solicitar la autorización de comercialización a los organismos estatales correspondientes, los cuales no están compuestos por políticos ni por parientes de los gobernantes, sino por científicos, que proceden a evaluar con enorme prolijidad los productos y pruebas suministradas. Sus informes pasaron a las autoridades de salud de los países y solamente entonces se autorizó su comercialización.

El día de ayer, martes 19 de octubre, la farmacéutica Pfizer solicitó a la Unión Europea la autorización para comercializar la vacuna para niños de 5 a 12 años, y esta anunció que, tal vez, para principios del próximo año se autorizaría vacunar a ese grupo de edad. Y, en los EEUU todavía no se produce tal autorización. En caso de recibir la autorización debida, la vacuna Pfizer para niños se aplicará en dos dosis, cada una de un tercio de la cantidad aplicada a los adultos. En cambio la vacuna china Sinovac se está administrando a los niños de Ecuador, ¡en la misma cantidad que para adultos! No hace falta ser un científico para darse cuenta que inyectar a una persona de 60 años la misma cantidad que a una de 5 es una irresponsabilidad criminal, y que no se realizó ninguna prueba ni análisis de laboratorio que lo justifique.

Queda claro que la Ministra de Salud del Ecuador, sintiéndose sabrosa, bacán, tipaza, creyéndose la mamá de Tarzán, una semana antes de la solicitud de Pfizer a la Unión Europea, por sí y ante sí decide vacunar a los niños porque “le están sobrando vacunas Sinovac”. ¡Habrase visto semejante irresponsabilidad criminal! ¿Será una mera coincidencia que su jefe, en estos mismos días, está siendo investigado y en riesgo de ser destituido por la Asamblea Nacional por haber cometido la inmoralidad de invertir en paraísos fiscales? ¿Será una mera coincidencia que Chile, cuyo Presidente también está en la picota y a un tris de ser destituido por cometer exactamente la misma inmoralidad que el de Ecuador, también haya decidido vacunar a los niños? ¿Meras coincidencias? Hay científicos que aseguran que las coincidencias no existen, simplemente las mismas causas en los mismos tiempos producen los mismos efectos.

Queda demostrado que el padre de familia del ejemplo y todos sus “asesores” adolecen de ligereza en la toma de decisiones, por decirlo de manera extremadamente bondadosa.

Puesto que todas y cada una de las personas involucradas en este absurdo, desde las “autoridades”, los rectores y profesores de los colegios y los padres de familia tienen títulos universitarios, queda demostrado que aquello no basta para tomar decisiones correctas.

Pero, bueno, ¡Que Dios se compadezca de sus pobres feligreses!Aunque yo estoy convencido de que el ser humano -por ello lo llaman homo sapiens(hombre sabio)- tiene un cerebro lo suficientemente capaz para investigar y resolver los problemas de su vida; así que solamente los sobrenaturales (en caso de existir) deben quedar para ser resueltos por el Ser Sobrenatural (en caso de existir). Así que es un problema de responsabilidad y de no renunciar a ejercer las capacidades que se posee.   

Voy a referirme ahora al correcto procedimiento de toma de decisiones.

Reitero lo ya indicado anteriormente: para aquello se requieren, mínimamente tres instancias:

1. Adquirir información VÁLIDA.

Si bien actualmente es relativamente fácil acceder a esta calidad de información, también es fácil perderse en una maraña de basura. En efecto, en las redes sociales deben emitirse cada minuto decenas de millones de mensajes y generalmente once de cada diez son basura, pura basura. Wikipedia es válida solamente para empezar. Pero poniendo empeño y seriedad sí se puede acceder a los informes y artículos de los especialistas, de los científicos y sus institutos de investigación. Incluso existen plataformas que permiten acceder a las bibliotecas de las universidades más importantes del mundo, yo lo hice en mi curso de doctorado.

2. Contrastar (poner en oposición, comparar) esa información.

La palabra es muy clara, contrastar significa poner en oposición, como a los boxeadores; toda la información obtenida en la instancia anterior debe ser puesta en cuestión contra su oponente. El que diga que sí debe contender con el que diga que no, y si ambos dicen que sí hay que contrastar sus argumentos, experimentaciones y conclusiones. Y es el investigador el que debe hacer de árbitro y decidir -en función de las experiencias y las demostraciones que cada uno someta- cuál es válida o cuál es más sólida.

3. Analizar cada uno de los componentes del problema punto por punto, identificar riesgos y beneficios y sacar conclusiones en función de aquellos.

Un buen profesor universitario ya fallecido, Wilson Herdoíza Mera (a quien rindo mi homenaje y agradecimiento), cuando ya fuimos colegas profesores me enseñó a estructurar cuadros similares a los actuales de Excel en los cuales poníamos cada problema o cada afirmación; en otra columna todos sus componentes separados en determinantes y condicionantes; en otra sus variables, sus indicadores, sus índices y sus conclusiones. Y así confrontábamos todo y obteníamos conclusiones propias. O sea que trascendíamos la información, adquiríamos conocimiento nuevo y tomábamos decisiones propias. Luego yo me ejercité en construir redes de causalidad de los problemas urbanos[1], en las cuales cada componente ocupa su lugar según el orden de causas de distintos tipos, efectos que se convierten en causas, nuevos efectos, etc., hasta los efectos finales en el tiempo susceptible de ser conocido. Aristóteles nos enseñó las bases, él identificaba cuatro causas: material, eficiente, formal y final, pero se quedó corto y se equivocó al suponer que las cosas están dotadas de intencionalidad. Con el trabajo descrito ya se pueden tomar decisiones informadas y objetivas, o sea, decisiones correctas.

Obviamente, se requiere previamente despojarse de prejuicios ideológicos que obstaculicen la recopilación de información, el análisis y la toma de decisiones; si uno al empezar ya tiene tomada la decisión por sesgos ideológicos o conveniencias económicas (el aumento potencial del volumen de la panza o de la cartera) no tiene sentido engañarse solito.

El trabajo es complejo, requiere concentración y disciplina, pero es súper interesante y el colmo de divertido, no hay trabajos más divertidos que estos, superan con ventaja a las partidas de ajedrez.

Por supuesto que para decidir si se vacuna a los niños no hace falta realizar todo este proceso, basta con averiguar si los organismos de control de medicamentos de los países de occidente productores de vacunas (habida cuenta de que en China y Rusia la salud de la población vale menos que un murciélago muerto) han autorizado la comercialización de las vacunas para niños. Sólo eso. Y, para realizar aquello no se requiere tener un título universitario, con cuatro o cinco golpes de tecla y las pilas puestas se obtiene la información válida. Queda demostrado que el título de este artículo no contiene una paradoja, sino una realidad.

Otro ejemplo de proceso para tomar decisiones correctas es el que describió el científico Carl Sagan, y lo denominó “el equipo de detección de camelos (engaños, noticias falsas, discursos intencionadamente desprovistos de sentido)”[2]. O sea, todo lo que se difunde por redes sociales; todo lo que se publica, dice y muestra por los medios de comunicación colectiva, mejor llamados mentideros profesionales; todo lo que dicen los políticos y gobernantes; todo lo que dicen los curas de todas las religiones; bastante de lo que dicen los profesores de escuelas, colegios y universidades, etc., etc.

Voy a transcribir unos pocos párrafos, pero recomiendo enfáticamente leer todo el libro (y todos los libros escritos por Carl Sagan), cada uno vale más que todo el oro del mundo.

 

“Aparece un engaño, a veces inocentemente pero en colaboración, a veces con cínica premeditación...

...cuando los gobiernos y las sociedades pierden la capacidad de pensar críticamente, los resultados pueden ser catastróficos... por mucho que lo sintamos por los que han caído en el engaño...

...confrontamos sistemáticamente cada explicación con los hechos...

 

¿De qué consta el equipo de detección de camelos? De herramientas para el pensamiento escéptico. El pensamiento escéptico es simplemente el medio de construir, y comprender, un argumento razonado y -especialmente importante- reconocer que un argumento es falaz o fraudulento. La cuestión no es si nos gusta la conclusión que surge de una vía de razonamiento, sino si la conclusión se deriva de la premisa o punto de partida y si esta premisa es cierta.

Entre las herramientas (del equipo de detección de camelos):

·      Siempre que sea posible tiene que haber una confirmación independiente de los “hechos”.

·      Alentar el debate sustancioso sobre la prueba por parte de defensores con conocimientos de todos los puntos de vista.

·      Los argumentos de la autoridad tienen poco peso: las “autoridades” han cometido errores en el pasado. Los volverán a cometer en el futuro. Quizá la mejor manera de decirlo es que en la ciencia no hay autoridades; como máximo, expertos.

·      Baraje más de una hipótesis. Si hay algo que se debe explicar, piense en todas las diferentes maneras en que podríaexplicarse. Luego piense en pruebas mediante las que podría refutar sistemáticamente cada una de las alternativas. Lo que sobrevive, la hipótesis que resiste la refutación en esta selección darwiniana entre “hipótesis de trabajo múltiples” tiene muchas más probabilidades de ser la respuesta correcta que si usted simplemente se hubiera quedado con la primer idea que se le ocurrió.

·      Intente no comprometerse en exceso con una hipótesis porque es la suya. Se trata solo de una estación en el camino de búsqueda del conocimiento. Pregúntese por qué le gusta la idea. Compárela con justicia con las alternativas. Vea si puede encontrar motivos para rechazarla. Si no, lo harán otros.

·      Cuantifique... Lo que es vago y cualitativo está abierto a muchas explicaciones...

·      Si hay una cadena de argumentación, deben funcionar todoslos eslabones de la cadena (incluyendo la premisa) no sólo la mayoría.

·      La navaja de Occam. Esta conveniente regla empírica nos induce, cuando nos enfrentamos a dos hipótesis que explican datos igualmente buenos, a elegir la más simple.

·      Pregúntese siempre si la hipótesis, al menos al principio, puede ser falsificada. Las proposiciones que no pueden comprobarse ni demostrarse falsas, no valen mucho...

La confianza en los experimentos cuidadosamente diseñados y controlados es clave...No aprenderemos mucho de la mera contemplación(subrayado mío). Es tentador quedarse satisfecho con la primera explicación posible que se nos ocurra (o que oigamos)...

Además de enseñarnos qué hacer cuando evaluamos una declaración de conocimientos, un buen equipo de detección de camelos también debe enseñarnos qué no hacer. Nos ayuda reconocer las falacias más comunes y peligrosas de la lógica y la retórica. Se pueden encontrar muchos ejemplos en religión y política, porque sus practicantes a menudo se ven obligados a justificar dos proposiciones contradictorias... “

 

Una formulación más cínica del historiador romano Polibio:

“Como las masas del pueblo son inconstantes, plagadas de deseos desenfrenados e indiferentes a las consecuencias, se las debe llenar de terror para mantener el orden. Los antiguos hicieron bien, por tanto en inventar los dioses y la creencia en el castigo después de la muerte”

(Citado en el mismo libro, pág. 235; Nota de pie de página 2. Subrayado mío).

 

LMG. 2021-10-21



[1]Se las puede ver en mi libro URBANISMO, La ciencia de los asentamientos humanos, páginas 197-199. 

[2]Carl Sagan. EL MUNDO Y SUS DEMONIOS. Planeta Colombiana Editorial S.A. Séptima reimpresión, Colombia, agosto de 1998. Capítulo 12. El sutil arte de detectar camelos. Páginas 223-242.

jueves, 14 de octubre de 2021

CARTA AL CANAL DE TELEVISIÓN ALEMANA DW Y AL SEÑOR GUILLERMO LASSO

 



Para empezar debo hacer una declaración de principios:

 

Invertir en paraísos fiscales es una INMORALIDAD, no importa cuándo se lo haga o se lo deshaga, es una INMORALIDAD.

 

Una vez que aquello ha quedado palmariamente claro, puedo pasar a exponer el contenido de esta carta.

            La dirijo en primer término al canal de la televisión alemana DW puesto que ha incurrido, también, en una inmoralidad. En efecto, una vez puesto en conocimiento global el informe del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés) respecto de los políticos y empresarios que mantienen o han mantenido inversiones en los paraísos fiscales, aparece el nombre del Sr. Guillermo Lasso Mendoza, actual Presidente de la República del Ecuador como uno de ellos.

            El Canal alemán de televisión DW, en lugar de contribuir al esclarecimiento de la verdad y a la búsqueda de soluciones y, por ejemplo, entrevistar tres ciudadanos de la calle, o a un Rector de una Universidad, o al Decano de una Facultad de Economía del Ecuador, o a un investigador y analista independiente; cómoda, irresponsable e inmoralmente, se ha limitado a abrir la alcantarilla más cercana y entrevistar al contendiente perdedor del Sr. Lasso, y cara visible de la empresa acusada de robo y depredación del Ecuador durante los últimos diez años.

            ¿Pueden ustedes imaginarse tamaño “desatino”, “equivocación” o inmoralidad? ¿Se podía esperar que el sujeto de marras pronunciase una sola palabra de verdad, objetiva y valedera? ¡Obviamente que NO, pues! Es absolutamente imposible (biológica, sicológica, mental, cultural y moralmente) que el contendiente que quedó con la sangre en el ojo y representa a la empresa acusada del robo más descomunal de la historia del Ecuador pueda pronunciar una sola palabra objetiva y verdadera.

            Puntualizado aquello, solamente queda suponer (habida cuenta la historia del periodismo, y el adagio “piensa mal y acertarás”) que la empresa mencionada haya pasado un par de billetes al Canal o a la entrevistadora para volver a salir del silencio de la derrota y contribuir al caos, al desconcierto, al desorden del país y al desengaño de los que votaron por Lasso.

            ¡Que pobre, lamentable, perverso y hasta repugnante papel ha cumplido ese Canal de televisión alemana! ¿Acaso el legado de Joseph Goebbels sigue vigente y se lo practica desembozadamente en Alemania?

            Si bien soy plenamente consciente de que los llamados “medios de comunicación colectiva” son en realidad medios de alienación colectiva y mentideros profesionales, ellos proclaman a los cuatro vientos y a son de trompetas que su misión en el mundo es difundir noticias de acontecimientos verdaderos -aunque son plenamente conscientes de que ese objetivo es sicológica e ideológicamente imposible de cumplir- su formulación es una de las estrategias que tienen las empresas de periodismo para engañar a la gente y vender sus productos.

            Por ello, es aún más perverso el papel de DW, al proclamar que su sagrada misión es informar a la gente y, a renglón seguido, entrevistar a un sujeto que -como demostré arriba- está biológicamente incapacitado para decir una sola palabra de verdad.

            Un medio serio de comunicación colectiva -soy consciente del oxímoron que contiene esa frase- nunca lo habría hecho.

            Así que, señores DW, feligreses y aprovechados alumnos de Joseph Goebbels, asuman su pecado, rectifiquen y cumplan con lo que proclaman, la longitud de su nariz se reducirá y así quedarán menos en evidencia; por lo pronto ya pueden contar con un televidente menos. 

            Ahora voy a dar unos consejos sanos al Sr. Guillermo Lasso.

            Mire usted, Sr. Lasso. Usted cometió un tremendo pecado y de nada sirve que monte en cólera y acelere peligrosamente los latidos de su corazón. Usted es del Opus Dei, cumpla sus mandamientos, confiese que cometió un error, arrepiéntase y cumpla una penitencia proporcional a su pecado para que pueda ser perdonado.

            Y la penitencia es bastante simple: contrate usted un par de profesionales actuarios o economistas o matemáticos, entrégueles la cifra cierta de la cantidad depositada en esas cuevas de ladrones llamados paraísos fiscales, las fechas de los depósitos, y solicíteles que calculen el monto que habría pagado al Estado ecuatoriano si no habría cometido ese pecado, con las multas correspondientes. Y restituya a la población ecuatoriana ese dinero. Si yo estaría en su caso -doy tremendas gracias a Dios por no haber tenido más que lo suficiente para sobrevivir- además pagaría todas las utilidades que recibió durante el tiempo que los dineros estuvieron en las mencionadas cuevas. De manera que restituiría a la secularmente sufrida y trágicamente aguantadora población ecuatoriana el resultado de tres sumandos:

1.    El monto de impuestos que habría pagado si no ponía el dinero en las cuevas de ladrones, y lo mantenía en el país que financió toda la infraestructura, conocimientos, recursos y mano de obra sin los cuales usted no habría podido hacer esa fortuna, todo lo cual es mínimamente justo pagar,

2.    El monto de las multas por haber eludido esos impuestos,

3.    Los intereses que devengaron los capitales durante el tiempo que estuvieron depositados en aquellas repugnantes cuevas de ladrones.

Y ya está, usted recibe la absolución de sus pecados, su corazón recobra el ritmo normal, el país recobra los dineros que le fueron arrebatados, la paz y la tranquilidad; y usted sigue desempeñándose como Presidente. No hay otra, Sr. Lasso, no hay otra.

No, no, de nada, señores DW y Sr. Lasso, no hace falta agradecerme.

LMG, 2021-10-14