LA GENTRIFICACIÓN Y TURISTIFICACIÓN
Escribo este comentario con
ocasión de un video sobre la situación de la masificación del turismo en la
ciudad de Barcelona, que lo pueden ver
en este vínculo: https://m.youtube.com/watch?feature=youtu.be&v=kdXcFChRpmI
“Gentrificación (del inglés, gentrification) es el
cambio en las condiciones y equipamiento de un barrio, que atraen inversiones
adicionales y mejoran la calidad de vida integral. De acuerdo con Fundéu, el
término que más se ajusta al español es «elitización» o, más precisamente,
«elitización residencial». “El desplazamiento con el que originalmente se
asociaba a este proceso de regeneración ha sido cuestionado por algunos
estudios, que determinan que la movilidad de los segmentos más pobres de una
ciudad no está asociada a los cambios en el tejido urbano.” (Wikipedia)
Si esa palabreja es difícil y todavía no consta en el diccionario de la RAE,
peor todavía la palabra “turistificación”.
Es un video de larga duración, en el que hablan
únicamente las personas que residen en los
ámbitos de influencia de los sitios de interés de Barcelona (los cuales,
fundamentalmente son las obras de Antonio Gaudí) en los que se aglomeran los
turistas. En el video se escuchan y ven las quejas de los residentes porque la
enorme cantidad de turistas que acuden diariamente a la ciudad, (alrededor de
25.000 diarios, según se pone allí), son fuente de múltiples molestias para
aquellos.
Entre las molestias que expresan están,
fundamentalmente las siguientes:
1.
El cambio de uso del suelo, por otros que son incompatibles con
la residencia,
2.
La expulsión (voluntaria o forzada) de los residentes, que
encuentran ya insostenible vivir en un ambiente tan incompatible con el sosiego
y paz que requiere una vivienda.
3.
La intervención mafiosa de empresarios turísticos que obligan a
los residentes, mediante mecanismos violentos y repugnantes, a abandonar o
vender sus pisos para dedicarlos a alquilar cada habitación a uno o varios
turistas. Referido a esta molestia, Vicenç Navarro[1] indica que:
Ha habido una compra masiva de casas por parte de compañías de
capital riesgo (de carácter predominantemente especulativo), entre las cuales
las empresas del bien conocido magnate y especulador, el Sr. George Soros (que
compró 213 pisos en Diagonal Mar), merecen una mención especial. Un gran número
de estos pisos han sido puestos al servicio del turismo, de tal manera que hay
más habitaciones y camas turísticas en este tipo de empresas inmobiliarias
dedicadas a pisos turísticos que en los hoteles o pensiones. Estos casos de
alquiler turístico incomodan al vecindario de todos los barrios, desde los
pudientes a los humildes.
4.
La congestión peatonal en las veredas que hace difícil el tránsito
de los residentes. Claro, un grupo de turistas gestionados por una agencia y
conducidos por un guía se mueve muy lentamente y, uno o varios de ellos se
detienen de improviso para admirar algo que les llamó la atención o tomarse una
fotografía; mientras que el residente quiere moverse rápidamente porque tiene
un destino y hora fija de llegada. O un
turista muy culto que desea realizar un análisis y lectura detenida de un
detalle urbano o arquitectónico, que necesita tiempo para ello, y a él también
le estorba tanta gente obstaculizándole la vista.
5.
Que tanta gente hace que esos espacios públicos ya no sean
sitios de encuentro y socialización de los residentes.
6.
El ruido. Los guías
turistas suelen llevar un megáfono para describir un sitio, en cuyo relato
incluyen unas pocas verdades, exageraciones y muchas mentiras a los turistas; y
los residentes se cansan de oír todos los días la misma cantaleta y a gran
volumen.
7.
Los escándalos. Dicen que no faltan turistas (más bien,
gamberros), que actúan como unos zánganos sin ninguna cultura ni respeto, sin
considerar la presencia de niños, mujeres ni ancianos. Incluyen entre estos
problemas a los jóvenes que se alojan en cualquier cuarto de inquilinato y
arman tremendas juergas todas las noches.
Entre
las ventajas que se indican están las siguientes:
1.
El turismo significa el 12% del PIB de la Comunidad Autónoma de
Cataluña,
2.
Por el turismo ingresan 2 millones de euros AL DÍA,
3.
El turismo genera 100.000 puestos de trabajo en la ciudad.
O sea
que no es una bicoca (o, “calderilla” como dicen los españoles). Menos aún si
se considera que en España, actualmente, casi toda su población joven está
desocupada y desesperada; hay más de 5 millones de parados y su economía está
detenida debido a que en casi un año no pueden nombrar gobierno (¡Difícilmente
a alguien en sus cabales se le puede ocurrir un sistema tan espantosamente
ineficiente de elegir presidente, absolutamente demencial!).
Las
medidas que, según se indica en el video, ha adoptado el ayuntamiento son entre
cosméticas y absurdas:
1.
Disponer que los enormes buses que traen a los turistas desde
los hoteles se aparquen a algunas cuadras de los sitios de interés para reducir
la congestión vial en las calles adyacentes. Pero los residentes se quejan que
si bien eso alivió la congestión vehicular, agudizó la congestión peatonal en
las veredas, desde donde los turista se bajan de los autobuses hasta el sitio
de interés.
2.
Ampliar las veredas,
3.
Poner un precio al acceso al Parque Güell; pero los funcionarios
municipales son tan bobos que han dispuesto que también los residentes lo
paguen. Obviamente, los residentes dicen que ese parque fue donado a la ciudad
por el propietario para recreación pública, y que no van a permitir que se
privatice un bien público. Para reducir su bobería el ayuntamiento ha
delimitado un círculo alrededor del parque, los que residen en el interior del
círculo no pagarán, pero los que vivan fuera sí. Lo lógico es que lo paguen
solamente los turistas y que, con parte de ese dinero se haga el mantenimiento
necesario del parque.
Hasta ahí lo fundamental del
vídeo.
Ahora bien, ¿Qué hacer? Las
ventajas anotadas, se equilibran con las molestias? Es decir: ¿Vale la pena
soportar las molestias para recibir esos beneficios?
Mi análisis es el siguiente:
1. Respecto de las molestias
1 y 2:
1.1. Existen
dos demandas “cautivas” (porque están prácticamente encerradas en un ámbito)
que compiten entre sí por un mismo espacio: la una urgida por satisfacer
necesidades inmediatas de bienes y servicios (alojamiento temporal, taxis,
refrescos, comida rápida, tiendas de recuerdos y de implementos para sus
cámaras y dispositivos similares, etc.); y con dinero para pagar lo que le
pidan sin opción ni tiempo de regatear; y la otra con necesidades menos
urgentes tales como víveres de consumo diario y transporte público masivo, y
que tiene tiempo para escoger precios y demandar calidad.
Esta competencia, en el orden capitalista
se resuelve a favor de la primera demanda, porque paga más y en menos tiempo[2]. De manera que los dueños
de los locales, pisos y edificios enteros incluidos en el ámbito de influencia
de cada sitio de interés, obviamente, verán la posibilidad cierta de aumentar
sus ingresos, por lo cual preferirán dedicar aquellos a dicha demanda, con lo
cual o ellos mismos se dedicarán a satisfacer esas demandas o subirán los
precios de los alquileres ante la presencia de comerciantes ávidos en ocupar
los locales. Y en una escala tal que comenzarán con los locales en planta baja,
pero terminarán por dedicar todo el edificio a las actividades demandadas por
los turistas. Obviamente los edificios tendrán un rápido deterioro por una
sobre ocupación del espacio, de sus equipamientos e instalaciones. De manera
que los dueños de los edificios o locales se benefician económicamente con la
“masificación del turismo”. Habría que ver si parte de sus ingentes beneficios
los dedican al mantenimiento y mejoramiento del edificio. Para vigilar eso está
el ayuntamiento.
1.2.
Los residentes son de dos tipos: propietarios o arrendatarios. Los
arrendatarios están avocados, tarde o temprano, a la situación descrita en el
literal anterior, por lo que será la economía, no el ruido, el que los
desalojará. Mientras que los propietarios adoptarán tres actitudes, a saber: o
se convierten en arrendadores, cobran mensualmente sus dineros y se marchan; o
en comerciantes que se dedican a satisfacer las necesidades de los turistas,
con lo cual sus ingresos suben de manera muy significativa; o venden sus
propiedades, pero a un precio mucho más alto que un edificio de similares
características ubicado al margen del ámbito de influencia de los turistas.
1.3. De
manera que, además del ingreso directo que recibe la ciudad por los turistas,
el ayuntamiento debería cobrar impuestos prediales más altos por la plusvalía
que tienen las propiedades, e impuestos a la renta de los comerciantes dedicados
a las actividades relativas a los turistas.
1.4. En
síntesis: los residentes se benefician económicamente y de manera significativa
de la masificación del turismo, excepción hecha de los arrendatarios, que
tendrán que marcharse. De manera que sí, el sector se “gentrifica”,
“turistifica” y pierde residentes. ¿Es eso malo? Para los residentes
arrendatarios sí. Para todos los demás, no.
2. Y, ¿para la ciudad en su
conjunto, el turismo masivo es malo? Económicamente se ha demostrado que es altamente
beneficioso. y, ¿En cuanto a la calidad del ambiente urbano: funcionalidad,
morfología, infraestructura y equipamiento, ambiente y significado?
2.1.
Respecto de la infraestructura y el equipamiento, los ingentes recursos recaudados
de las 3 fuentes mencionadas deben ser empleados en ampliarlos, mejorarlos y
mantenerlos.
2.2.
Respecto de la funcionalidad (molestias descritas con los números 4 y 5),
la morfología y el ambiente, el ayuntamiento debería emitir regulaciones y
ordenanzas muy estrictas para resolver los problemas de funcionalidad, mantener
la morfología de identidad de la ciudad y recuperar y mantener el ambiente
sano, y de manera sostenible.
2.3.
Respecto de la identidad y del significado solamente quedarán las fachadas, el
significado cambiará y la identidad se perderá.
3. Respecto de las molestias 3 y 7: Estos no son
problemas urbanos, sino jurídicos, o sea que corresponde a la policía reprimir
el comportamiento delincuencial. Y corresponde al ayuntamiento establecer las
normas mínimas de habitabilidad, inspeccionar, autorizar, y supervigilar permanentemente
el funcionamiento de los cuartos de alojamiento de turistas por días que, según
dicen en el video, proliferan como hongos después de la lluvia.
4. Respecto de la molestia 6: La tecnología actual
permite que ya no se requiera megáfonos ni altavoces para comunicarse entre los
miembros de un grupo. Los guías turísticos podrían hablar en voz baja y cada
turista disponer de audífonos, que se comunican vía Bluetooth con el micrófono
del guía.
Aparte del contenido del
video, el importante comentarista Vicenç Navarro escribe[3]:
En Barcelona, la situación de gentrificación y turistificación
está ya muy avanzada, habiendo alcanzado unos niveles que han provocado una
protesta social. La “gentrification” está ya ocurriendo, y la invasión (y no
hay otra manera de definirlo) de turistas extranjeros ha alcanzado unas
dimensiones que están reconfigurando el carácter de la ciudad, tanto en su
dimensión económica como en el aspecto social y cultural. Esta turistificación
va acompañada de la gentrificación de la ciudad, con un aumento de los precios
de las viviendas (tanto de propiedad como de alquiler) que imposibilita a la
clase trabajadora y otros componentes de las clases populares poder vivir en la
ciudad, expulsándolos a la periferia.
Eso implica que hay que
re-ordenar el territorio de toda la ciudad, equipando a esa periferia con todos
los equipamientos urbanos (salud, educación en todos los niveles, recreación
deportiva y socio-cultural, atención a los grupos menos favorecidos como
discapacitados y personas de la tercera edad, etc.) que requiere esa población
expulsada, y la anterior, para reducir sustancialmente sus viajes al centro de
la ciudad.
Leonardo Miño Garcés. 2016-09-28
No hay comentarios:
Publicar un comentario