1.
MOTIVO DEL COMENTARIO
Los organismos multinacionales de
crédito o asistencia técnica para los países denominados por ellos “en vías de
desarrollo”, “del tercer mundo”, o “con menor desarrollo relativo” tienen por
costumbre y norma de procedimiento utilizar y obligar la utilización de
términos que se convierten en dogmas, y que ni sus técnicos ni los técnicos
criollos se molestan en definir ni conceptualizar. Así por ejemplo:
“planificación estratégica participativa”, “planificación estratégica
situacional”, “marco lógico”, etc. Conjuntamente con el uso de esos y otros
términos convertidos en “cliché”[1]
(perdonen el uso de otro idioma)[2]
se aplican procedimientos –no tienen la calidad de “metodologías”- reñidos con
toda lógica y toda corriente filosófica. Transcurren los años y, a pesar del
evidente y trágico fracaso de los procedimientos impuestos, se los sigue
utilizando y aplicando, sin el menor rubor, pudor o remordimiento por la
dilapidación inútil de los escasos recursos disponibles en aquellos países.
En los últimos años se
ha venido enunciando y repitiendo con demasiada insistencia –y ninguna
definición o conceptualización- el binomio “movilidad sostenible o sustentable”,
junto con la “globalización”, también aceptada como si se tratase de un hecho tan
natural e ineludible como el “aparecimiento” del sol en el horizonte. Es de
extremada importancia examinar la validez de la unión de esas dos palabras
debido a que se ha apropiado indebida y abusivamente de un término de gran
valor, a partir de la ya demostrada fragilidad del planeta; y se lo usa para
justificar sin oposición la realización de obras públicas que están consumiendo
enormes recursos con efectos perjudiciales.
2.
CONCEPTOS FILOSÓFICOS PREVIOS
Para iniciar una discusión científica
es menester hacerlo definiendo los términos que se analiza. Empecemos con los
básicos:
Sostenibilidad: veamos varias
definiciones:
Sostenible: “Dicho de un
proceso: Que puede mantenerse por sí mismo, como lo hace, p. ej., un desarrollo
económico sin ayuda exterior ni merma de los recursos existentes.”[3]
Según el diccionario Larousse,
sustentar y sostener son sinónimos.
“La sostenibilidad es una relación
entre los dinámicos sistemas económicos humanos y los sistemas ecológicos más
grandes, también dinámicos pero normalmente más lentos para cambiar, en la que:
a) la vida humana puede continuar indefinidamente; b) los individuos humanos
pueden prosperar; c) las culturas humanas se pueden desarrollar, pero en la
que: d) los efectos de las actividades humanas permanecen dentro de ciertos
límites, para no destruir la diversidad, la complejidad y la función del
sistema ecológico que da soporte a la vida… La sostenibilidad ha sido
interpretada de diversas formas, pero una definición útil es la cantidad de
consumo que se puede mantener indefinidamente sin degradar las existencias de
capital, incluyendo las existencias de capital natural”[4]
La comprensión de esa última
definición tiene como requisito la del concepto de “sistema”, porque incluso en
aquella está mal utilizado.
SISTEMA: conjunto de elementos vinculados
entre sí de tal manera que la modificación o variación de uno de ellos
provocará la modificación de todos.
La asimilación total de ese concepto
es de vital importancia para el tema que nos ocupa, por lo que se recomienda
reflexionar en las palabras claves del mismo: “conjunto”, “vinculación” y,
fundamentalmente aquello de que “cualquier (por pequeña que sea) variación de
uno de ellos provocará la modificación de todos.
De acuerdo con esta definición nos
veríamos en la dificultad de que el término “sistema“ tendría que aplicarse
únicamente a todo el universo, y el resto de conjuntos pertenecientes a él
serían una suerte de sub sistemas. Esa es la realidad concreta: el sistema
universo está compuesto por tres subsistemas: el natural, el artificial o
construido por los seres humanos desde la aparición de la vida consciente, y el
subsistema social.
Ahora podemos pasar a la definición de
DESARROLLO, y su diferencia con CRECIMIENTO:
“Crecer significa aumentar en tamaño
como resultado de la asimilación o acumulación de materiales. Desarrollar
significa expandir, realizar las potencialidades o llevarlas a un estado mejor,
mayor o más completo. Cuando algo crece se agranda cuantitativamente; cuando
algo se desarrolla mejora cualitativamente… El crecimiento cuantitativo y el
mejoramiento cualitativo siguen leyes diferentes… Nosotros hacemos una
distinción radical entre crecimiento de consumo de recursos (crecimiento
propiamente dicho) y mejoramiento de la eficiencia (desarrollo según la acepción
del diccionario)”[5].
Y el cambio cualitativo determinante
del desarrollo de la humanidad, sin el cual es un abuso usar el término, es el
mejoramiento de la calidad de vida de los seres humanos.
Ahora podemos pasar al siguiente
concepto. DESARROLLO SOSTENIBLE:
“Desarrollo sin un aumento en el
consumo de recursos que supere la capacidad de carga del medio ambiente”[6]
“El desarrollo sostenible es aquel que
satisface las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las
generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”[7]
Parece que estamos en condiciones de
abordar el análisis del binomio que motivó la presente crítica.
3.
DISCUSIÓN FILOSÓFICA DEL BINOMIO:
movilidad sostenible.
Del análisis anterior
queda claro, básicamente, que el concepto de “sostenibilidad” solamente es
correcto aplicarlo a un sistema, no a algún componente aislado de aquel, ni
siquiera a un subsistema, ya que:
Ø Es imposible físicamente que un elemento que depende de otros para su
existencia pueda mantenerse a sí mismo, sin ayuda exterior o merma de los
recursos existentes;
Ø La variación de un elemento subordinado al sistema del que forma parte,
es imposible que se produzca sin afectar al conjunto y, por lo tanto, esos
efectos deben ser evaluados para verificar si benefician a la calidad de vida
de la población en su conjunto;
Ø La variación de cualquiera de los elementos del sistema del que forma
parte el elemento en estudio, necesariamente afectará a éste, por lo tanto, afectará
a su sostenibilidad;
Ø El crecimiento y desarrollo de cada uno, de cualquiera, y de los restantes
elementos del sistema del cual forma parte el elemento en estudio, producirá
necesariamente la variación de éste, afectando a su imposible sostenibilidad
autónoma.
Ø En suma, la imposible autonomía de un componente de un sistema hace, a
su vez, imposible la sostenibilidad de aquel por sí mismo y de manera autónoma.
Hasta aquí queda demostrada la
imposibilidad filosófica de la movilidad sustentable o sostenible.
4.
LA IMPOSIBILIDAD PRÁCTICA DE LA MOVILIDAD
SOSTENIBLE
Debemos empezar por definir
MOVILIDAD:
Flujo o movimiento provocado por la necesidad de
relación entre las actividades de los seres humanos en el territorio, que se
realiza mediante transferencias de personas, bienes, servicios e información
entre ellas; que tiene como instrumento al transporte y como continente al
espacio público.
Ya de esa definición queda clara la
dependencia y absoluta imposibilidad de la autonomía de la movilidad respecto
del subsistema espacial; es más, existe una total determinación de la
existencia, funcionamiento y ubicación de las actividades de los seres humanos sobre
la movilidad, que está subordinada a aquellos otros elementos del subsistema.
Si el territorio (regional o urbano)
crece por expansión, o por densificación o, dicho de otra manera: si cambia la
cantidad de población y sus actividades varían en su forma (en dos o tres
dimensiones), cantidad, o ubicación en el territorio, NECESARIAMENTE, la
movilidad deberá cambiar, de manera planificada o no, conscientemente o no,
para adecuarse y posibilitar la interconexión y el funcionamiento de esas
actividades y la relación de la población con ellas.
Incluso en una planificación óptima y
científica de la movilidad (realizada de manera independiente de las presiones
políticas de las autoridades, de las limitaciones conceptuales y técnicas de
sus autores, o de las presiones de los capitales involucrados en la venta de
determinadas tecnologías, insumos o equipos; o sea, imposible en el Modo de
Producción Capitalista), incluso en esas condiciones ideales, una perfecta red
de movilidad, inmediatamente apenas empiece a funcionar, provocará un cambio en
el funcionamiento del territorio: atraerá a unas actividades altamente
dependientes de su eficiencia, expulsará a otras menos necesitadas o menos
rentables, modificará los comportamientos de las personas servidos por ella y
atraerá a las menos servidas, en suma, PROVOCARÁ CAMBIOS que determinarán la
necesidad de modificaciones en aquella, o sea que: NO SERÁ SOSTENIBLE.
Entre las modificaciones que sufrirá
la red de movilidad “perfecta” está la mayor cantidad de viajeros que aquella para
la cual fue calculada; lo cual, junto con los cambios en el uso y la ocupación
del suelo, provocarán en el corto o mediano plazo la saturación de la red y su
colapso.
La movilidad es un elemento
subordinado del subsistema urbano, tal como se puede ver en el gráfico adjunto,
en consecuencia, se aplican a ella todas las condicionantes anteriores.
El gráfico ilustra de manera muy
clara el rol subordinado de la movilidad en el subsistema espacial, y su
determinación por las actividades, la relación entre las cuales es su razón de
existir; así como que la especificidad de aquellas: funcional, tecnológica y
simbológica; y sus características económicas, políticas e ideológicas,
DETERMINAN a la movilidad.
Para mayor abundancia, una comparación
de la nueva “movilidad sostenible” con la definición enunciada en el punto 2,
produce las siguientes conclusiones:
1.
La movilidad, tal como queda una vez en
funcionamiento, no puede continuar indefinidamente, tiene una pronta
obsolescencia, por los efectos indicados;
2.
Los individuos no pueden prosperar de
manera igualitaria, unos mejorarán y otros serán desalojados;
3.
Las actividades funcionarán de manera
inequitativa, unas prosperarán y otras desaparecerán del ámbito cubierto por
las redes de movilidad. Estas inequidades provocarán convulsiones en otros
sectores del territorio, que obligarán en el corto o largo plazo, a otras
intervenciones en movilidad.
4.
Los efectos de las actividades no
permanecen dentro de ciertos límites, sino que, todo lo contrario, el precario
equilibrio anterior es roto por otra precariedad que, en el corto plazo
obligará a una nueva modificación de esa movilidad, nada sostenible.
Ante esa realidad filosófica y
práctica, queda claro que es utópico y subjetivo pensar en la posibilidad de
lograr la sostenibilidad de la movilidad por sí sola, aislada del subsistema
que la determina.
5.
LAS CONSECUENCIAS NOCIVAS DE LA
UTÓPICA MOVILIDAD SOSTENIBLE
Podría pensarse que la discusión que
se propone no pasa de ser “bizantina” (¡que absoluta ignorancia de la cultura
bizantina está implicada en esa expresión!) o meramente teórica o ideológica,
sin consecuencias prácticas, pero infortunadamente no es así.
En las mentes de los planificadores
del transporte y en sus planes referidos a la movilidad -y que según los países
en los que se aplican tienen distintos nombres: planes de desplazamiento,
planes de movilidad, planes de circulación, planes de transporte, etc., etc.-
se encuentra que tanto el diagnóstico como las propuestas se inician en el transporte
(apenas un instrumento de la movilidad) y terminan en el transporte. Lo que
revela un absoluto desconocimiento de las determinaciones anteriormente
demostradas. En algunos de ellos se encuentra un error terrible, cuando ponen
que el plan de transporte debe regir al plan urbano, e incluso algunos ponen
que ¡debe determinar a la política urbana! Lo cual casi equivale a decir que el
calor determina a la presencia de la radiación solar.
Pero lo más trágico es que esas
concepciones fragmentarias y equivocadas de la realidad han llevado en los
últimos años a que la mayor cantidad de recursos se empleen en la construcción
y funcionamiento de uno de los instrumentos de la movilidad, o sea del
transporte público; con lo cual entre otras aberraciones, el más alto
porcentaje de espacio público es dedicado a los vehículos, en desmedro de las
áreas verdes, de los equipamientos colectivos y de los espacios para el
encuentro social.
La realidad proporciona la
demostración de que esa concepción es equivocada y fragmentaria, tal es así que
las “soluciones de transporte” –llámense trolebús, trans-milenio, bus rápido de
transporte BRT, tranvía, metro, o como se quiera- en el corto plazo (tres años
para el trolebús de Quito) fracasan, se vuelven obsoletas y, como el ser humano
es el único animal que tropieza infinidad de veces con la misma piedra, llevan
a pensar en nuevas “soluciones”, con más empleo del espacio público y mayores
recursos, en un círculo vicioso que no parece terminar; claro, con el
beneplácito de los capitalistas del transporte, y con el de los alcaldes
deseosos de una obra de oropel que les dé o devuelva el favor de las
desinformadas mentes de sus “ciudadanos”[8]
Esta es, infortunadamente, otra
oportunidad de demostrar la validez del pensamiento de Albert Einstein: “No hay
mayor signo de demencia que hacer la misma cosa una y otra vez de la misma
manera y esperar que los resultados sean distintos”
[1] Cliché: una frase o palabra que ha perdido su
efectividad o fuerza original debido al uso exagerado de ella.
[2] A propósito, en muchas
casos también se usa o exige el uso de las expresiones en el idioma original,
que suele ser el inglés, así por ejemplo: “marketing”, “benchmarking”,
“outlet”, “playoff”, “por temporada: 50% off”, “seminario de feeling”(para
colmo de precariedad intelectual, este último se usa en establecimientos cuya
obligación es formar o entrenar las mentes de la niñez y juventud), “lofts”,
“dormitorio master”, y otras cursilerías usadas por personas que se avergüenzan
de su origen.
[3] Microsoft Encarta, 2007.
[4] Costanza Robert: La
economía ecológica de la sostenibilidad. Inversión de capital natural. En:
Desarrollo Económico Sostenible, avances sobre el informe Brundtland, págs.
157-159.
[5] Introducción a Desarrollo Económico
Sostenible, avances sobre el informe Brundtland, págs. 17 y 18.
[6] Ibídem. Pág. 16.
[7] WCED, 1987, citado por Salah El Serafy:
Sostenibilidad, medida del ingreso y crecimiento. En: Desarrollo Económico
Sostenible, avances sobre el informe Brundtland, pág. 106.
[8] Las comillas obedecen al criterio de
Aristóteles, para quien ciudadano es solamente el que participa en la toma de
las decisiones, no el que paga las consecuencias del fracaso de sus
mandatarios.
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