sábado, 14 de enero de 2017

MORFOLOGÍA URBANA Segunda Parte

MORFOLOGÍA URBANA
(Segunda Parte)


Leonardo Miño Garcés

5.  LA TRAMA VERDE:  LÍNEAS Y  NODOS


En la imagen únicamente se han graficado los espacios que pueden (y deben) ser verdes alrededor del ámbito urbano ejemplificado, tales como parques de distinta jerarquía y ámbito de cobertura, etc., a los cuales deberán añadirse los espacios libres de edificaciones en el interior de cada lote o parcela y los árboles en calles y avenidas.

Una interesante relación entre área edificada y área verde en la Ciudad de La Plata, en Argentina.

Pero, ¿cuánto o qué cantidad de espacio verde es necesaria para lograr una ciudad saludable y sostenible?
Al respecto hay, afortunadamente, varios estudios teóricos y de laboratorio que recomiendan la relación o proporción que debe existir entre el área verde, el área edificada y el número de habitantes.
            A continuación voy a citar los resultados de algunos de ellos.

Se requieren 22 árboles para suplir la demanda de oxígeno de una persona al día.
Algo así como 0,41 hectáreas con árboles (1 hectárea equivale a 10.000 metros cuadrados, digamos una manzana urbana), produce suficiente oxígeno al día para 18 personas.[1]

            Ahí está la respuesta cuantitativa. Veinte y dos (22) árboles por persona al día o 4.100 metros cuadrados para 18 personas, lo que equivale a 228 metros cuadrados arborizados por persona. Claro que es una cifra promedio, que variará dependiendo de la especie forestal, edad de los árboles, tamaño de los mismos, localización geográfica, etc.
Esa cantidad es mucho mayor que la que se suele publicitar, dictaminada por la Organización Mundial de la Salud, de 9 m2 por persona (sin ningún estudio técnico conocido que la respalde); o la que han dictaminado los municipios europeos, que varía entre 12 y 15 m2 por persona. Incluso excede a la que precisa el científico Arturo Eichler en su libro S.O.S. Planeta Tierra, que indica la necesidad de 40 metros cuadrados de espacio verde por persona.
La malla verde urbana comprende desde los espacios privados, tales como las  áreas internas de los lotes que quedan libres de edificaciones (y que no son utilizadas para parqueos de vehículos o patios con superficies duras), los retiros hacia la calle; y luego los espacios públicos, desde las franjas verdes en las orillas de las aceras, los parterres centrales de las avenidas, y todos los equipamientos urbanos para la recreación deportiva activa, tales como los parques infantiles, escolares, zonales, distritales y metropolitanos. De manera que la malla verde está conformada por líneas y nodos, y estos últimos tienen distintas áreas.
Lo correcto es que los nodos estén dimensionados proporcionalmente, en relación a la cantidad de residentes a los que van a servir, cumpliendo las normas internacionales de metros cuadrados por usuario; y deben ubicarse de manera que aquellos que son utilizados con frecuencia diaria (tales como los parques infantiles y escolares) estén a una distancia de recorrido peatonal de máximo 15 minutos desde la última vivienda del ámbito urbano correspondiente (esto es lo que se denomina el ámbito de cobertura del equipamiento correspondiente).
Quienes hemos realizado prácticas de diseño urbano nos hemos encontrado con que la aplicación estricta de las normativas internacionales respecto de metros cuadrados por usuario arroja un resultado muy deficitario de metros cuadrados de área verde por habitante en relación a las cantidades recomendadas citadas arriba. En el mejor de los casos se obtienen alrededor de 28 metros cuadrados por habitante, muy por debajo de los 228 calculados científicamente.
Estos resultados se explican porque aquellas normativas solamente fueron calculadas para la funcionalidad de los equipamientos recreativos, o sea solamente se dimensionó la necesidad funcional, y se dejó de lado dos aspectos vitales para la vida de las personas, la cantidad de oxígeno que se requiere para un ambiente sano y la cantidad de área natural libre de edificaciones que se requiere para el mantenimiento de la biodiversidad.
El cumplimiento de esa recomendación implica, además, que la ciudad no puede crecer de manera indiscriminada, sino armónicamente como un sistema en el que todos sus componentes se relacionan de manera armónica y equilibrada tanto cuantitativa como cualitativamente.

Ejemplo del uso de los retiros frontales de las viviendas como espacios verdes. Bremen-Alemania, 2016-11-25.


6. EL EQUILIBRIO ENTRE ESPACIOS VACÍOS Y EDIFICACIONES, Y EL USO DE LOS ESPACIOS VACÍOS

En el punto 4 se hizo referencia a los retiros entre las edificaciones y los 4 (o más) límites de los lotes o parcelas, es decir, el espacio privado. Y se mencionó que además de ser parte de la imagen urbana, esos retiros tenían importancia ambiental, sanitaria y de relación social. Ahora voy a profundizar un poco más en este aspecto de la morfología urbana, lo que se denomina la relación entre llenos y vacíos. Denominando “llenos” a las edificaciones y “vacíos” a los espacios libres de ellas.
Entonces, además de los retiros antes mencionados, debemos analizar el “espacio calle”, es decir el vacío existente entre las fachadas exteriores de las edificaciones, y que suele estar conformado por tres franjas, dos laterales ligeramente elevadas respecto de la central, y esta última.
Ese vacío generalmente está destinado a los siguientes usos, con distintas configuraciones según la ciudad o el sector de la misma:
1.     Espacio privado de separación de la edificación respecto del espacio público (o retiro frontal);
2.     Uso peatonal,
3.     Ciclo-vía (de manera importante a partir del segundo decenio del presente siglo),
4.     Franja verde arborizada o solamente con césped;
5.     Calzada, con una o dos franjas para el parqueo de los vehículos a motor, y uno o más carriles para la circulación de aquellos.
Los usos 2, 3 y 4 se repiten en dos franjas laterales, que solían estar ligeramente elevadas respecto de la franja central vehicular, unos 18 centímetros más altas, pero poco a poco se las va dejando al mismo nivel (por razones que no es oportuno analizar ahora).
Como quedó indicado, la configuración varía según la ciudad, por ejemplo, a los dos costados del “espacio calle”, aledaños a las edificaciones, se suelen ubicar los tres usos que se desea incentivar más: peatonal, ciclo-vía y espacio verde arborizado.
En el espacio privado indicado como primer uso, que existe cuando las edificaciones mantienen un retiro respecto de la línea del espacio público, se incentiva su uso verde (como se puede ver en a fotografía anterior).
El quinto uso, la franja central poco a poco se va estrechando para que solamente tenga una cinta de parqueo y un carril de circulación, y el espacio que se gana se lo destina a ampliar las franjas laterales.
Un ejemplo interesante de diseño de este espacio calle lo encontramos en la ciudad de Bremen, en Alemania, en donde cada uso tiene un tratamiento de piso diferente, lo que además de dejarlo claramente indicado y delimitado, eleva la calidad de la imagen urbana, como puede verse en las siguientes fotografías.

La importancia de la arborización de los espacios públicos. 


La luminosidad y el colorido de los árboles en el espacio público.


Aquí pueden verse distintos tratamientos del piso: La calzada de asfalto, una franja de cambio de rugosidad con adoquines de piedra, el espacio de parqueo con una “oreja” de protección en la esquina, y la vereda revestida con baldosas antideslizantes.   



Los ocho tratamientos de piso de izquierda a derecha: 1. El retiro frontal de las edificaciones con adoquines de piedra. 2. La franja peatonal con baldosas antideslizantes. 3. La pequeña franja de cambio de textura que separa la franja peatonal de la ciclo-vía, con adoquines pequeños de piedra. 4. La ciclo-vía con adoquín rojo. 5. Los adoquines de piedra similares a los del retiro frontal, para el parqueo de los vehículos. 6. La franja de adoquines rojos que limitan la calzada respecto de la vereda y que, además de tener una forma de canal, contiene los sumideros de aguas lluvias. 7. La franja rugosa de asfalto para reducción de velocidad y, 8. Finalmente, la calzada de asfalto menos rugoso para la circulación de los vehículos.

Los distintos tratamientos de las superficies según el uso de los espacios. 

Finalmente, respecto de los materiales de revestimiento de los pisos duros cabe mencionar que estos no deben conformar finalmente una superficie impermeable, sino que deben permitir que el agua de lluvia se filtre al subsuelo, disminuyendo así el volumen de escorrentía que debe ser conducida por el alcantarillado y alimentando las fuentes subterráneas de agua.

El espacio verde y arborizado coexiste con el espacio duro y con las edificaciones.

 ALGUNAS VENTAJAS DEL EQUILIBRIO ENTRE EDIFICACIONES Y ESPACIO ABIERTO, Y DEL USO VERDE DE LOS ESPACIOS ABIERTOS[1]


-       Las áreas abiertas son útiles para la vida silvestre, la recreación, la mitigación de los riesgos de inundación, el almacenamiento de carbón y la producción de alimentos.
-       Hay que aprovechar las áreas vacantes o subutilizadas para producir aire y agua puras, buenos microclimas y comida saludable.
-       La Infraestructura Verde (IV) es “una de las más efectivas herramientas disponibles para manejar los riesgos del medioambiente, tales como las inundaciones y las olas de calor.
-       Un diseño orientado hacia la infraestructura verde busca crear ambientes urbanos más saludables, biodiversos y cohesivos socialmente, y un ecosistema articulado hacia la gente y la vida silvestre, que además genera medidas de resiliencia contra el cambio climático en la forma de tormentas, inundaciones, calor, sequía y protección contra la polución.
-       El uso de la naturaleza como una herramienta para el diseño del ambiente urbano puede reportar beneficios de amplio alcance incluyendo una más grande cohesión social, una mejor salud mental y física, (lo que resulta en ahorros económicos), una disminución del crimen, vitalidad económica, inversión interna e incremento en la renta del suelo; mejores microclimas urbanos, menor contaminación, resistencia a las inundaciones, incremento de la biodiversidad y disminución de la huella urbana de carbón.
-       Las terrazas, paredes y fachadas verdes están haciéndose cada vez más comunes, así como el diseño sensible en el uso del agua, el movimiento agrícola urbano y el desarrollo con bajas emisiones de carbón. Estas intervenciones en pequeña escala son vitales y usan positivamente el espacio urbano  congestionado.
-       En nuestros días, la mayoría de ciudades lamentablemente están fracasando en lograr un balance entre las áreas edificadas y la naturaleza. Conforme aumenta la presión por el crecimiento de las áreas urbanas, el espacio verde urbano tiene que competir contra el alza de los precios de la tierra, las crecientes densidades de población a las que no alcanza a servir y a las áreas ocupadas por la infraestructura, con lo cual se constriñe la naturaleza de nuestras ciudades. Esto produce el detrimento de los ambientes urbanos con impactos sociales y en la salud de los habitantes.
     A las ventajas anotadas arriba hay que añadir el efecto que ejercen los árboles sobre la temperatura ambiente así, en las ciudades en que la temperatura sube en algunas horas del día o en toda la estación del verano, los árboles ejercen un efecto refrigerante, atenuando la temperatura, produciendo sombra, aumentando la humedad y transmitiendo una sensación de frescura.
No permitamos que se acabe el verde.

(Fin de la Segunda Parte)   




[1] Las siguientes recomendaciones han sido tomadas de CITIES ALIVE, Rethinking Green infrastructure. ARUP, April 2014..







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