viernes, 17 de noviembre de 2017

EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA

EL “PROBLEMA” DE LA VIVIENDA[1],[2]
CONTENIDO[3]
1.     La vivienda como parte de las necesidades básicas del ser humano.
2.     La vivienda como parte de los asentamientos humanos.
3.     La vivienda como objeto arquitectónico.
4.     Las “soluciones” tradicionales o históricas que ha implementado el Estado.
5.     Las solución que se propone.
1.      La vivienda como parte de las necesidades básicas del ser humano
El ser humano tiene necesidades básicas que atañen a su supervivencia y necesidades complementarias que atañen a su desarrollo pleno como ser pensante, creativo y participante en el progreso espiritual y material de su especie. En la Economía Política a las primeras se las denomina necesidades para la reproducción simple de la fuerza de trabajo, es decir, lo mínimo que necesita el trabajador para presentarse al otro día a laborar. Entre ellas están, fundamentalmente, la alimentación, agua potable, alcantarillado, energía eléctrica, salud, y vivienda. A las segundas se las denomina necesidades para la reproducción ampliada de la fuerza de trabajo, y entre ellas están, fundamentalmente, la educación, mantenimiento y recuperación de su salud, recreación deportiva y socio-cultural, y participación política libre.
            De manera que, al ser la vivienda una de las necesidades básicas de supervivencia, su satisfacción, esto es, la obtención de la misma, todos y cada uno de los trabajadores del Planeta deben poder financiarla mediante una parte de su salario y, mundialmente se considera que máximo el 25% del salario debe dedicarse a financiar la vivienda. O sea que la vivienda que debe lanzarse al mercado, tanto por parte de la iniciativa privada como de la pública, debe ser posible adquirirla, máximo, con ese porcentaje del salario; obviamente que esto no obsta para que las clases más favorecidas por el sistema puedan adquirir sus viviendas a mayor costo. Aquel monto de salario que permite satisfacer las necesidades básicas de la supervivencia es lo que se denomina “renta mínima garantizada”.
            Lo anterior permite decir o demostrar que cuando se habla o escribe del “problema de la vivienda” se está reconociendo y, lo que es peor, aceptando como inalterable y buena una deficiencia del sistema, esto es, que el salario del trabajador no alcanza para satisfacer una de sus necesidades básicas de supervivencia. Por ello es que se puede afirmar, sin ningún género de duda, que realmente no existe un problema de la vivienda, sino un PROBLEMA DEL SALARIO o de la FALTA DE EMPLEO. Y aceptar aquello como normal es ya, definitivamente, conformarse con que ese “problema” no se va a resolver jamás. En consecuencia, cualquier cosa que se haga o diga, cualquier “programa de vivienda”, llámese de “interés social” o similar, es una gran mentira que apenas servirá para paliar en algo la carencia de una de las necesidades básicas del ser humano, o sea que se reproducirá por los siglos de los siglos.
            Con lo cual se demuestra que el “problema de la vivienda” se resuelve definitivamente con el pleno empleo, dotado además, de un salario mínimo garantizado.
            De manera que aquí podría terminar el artículo pero, como el enfrentamiento tradicional a este “problema” más bien ha producido otros, voy a continuar con el análisis de estos.     
2.     La vivienda como parte de los asentamientos humanos
Es importante notar que el contenido de este subtítulo no se limita a las ciudades o entornos urbanos, sino a todo tipo de asentamiento humano.
La vivienda es uno de los componentes de dichos asentamientos, junto con los equipamientos sociales de educación, salud, recreación deportiva y socio-cultural; atención a los grupos menos favorecidos como mujeres, mujeres embarazadas, niños en situación de riesgo, ancianos, discapacitados; equipamientos comerciales de bienes, servicios e información, establecimientos productivos, y de gestión pública y privada.
Ahora bien, el haber incluido este apartado en el artículo se justifica porque la vivienda, o mejor dicho los conjuntos de vivienda, si no cuentan en su interior, como parte de ellos, con los equipamientos básicos mencionados, y ubicados a una distancia de caminata peatonal de máximo quince minutos a pie, producirán o reproducirán los problemas actuales de dichos asentamientos, además de aumentar la penuria de los seres humanos al castigarles con un gasto adicional a su salario, ya de por sí magro: el costo de la movilización.
Esa deficiencia en la conceptualización, diseño y construcción de los conjuntos de vivienda, en consecuencia, produce los siguientes problemas, entre otros: alta movilidad, baja accesibilidad, consumo excesivo de energía, contaminación ambiental, insalubridad, alta morbilidad y mortalidad, baja productividad del trabajo, alta accidentalidad, conflictividad y violencia entre los pobladores, grandes volúmenes de capital exportado a los países productores de los instrumentos de la movilidad; alto uso del espacio de los asentamientos para destinarlo a la infraestructura necesaria para la movilidad y el vehículo en desmedro de los espacios públicos para la socialización, la recreación y la cultura; bajos índices de espacio verde por habitante, destrucción de la biodiversidad, isla de calor urbano; calentamiento global con sus efectos en la mayor frecuencia y violencia de los fenómenos meteorológicos, en la creciente escasez y empobrecimiento del suelo para la producción de alimentos, etc. Así de grave es el problema ocasionado por los conjuntos de vivienda construidos por los Estados o los municipios.
Como demanda la situación actual de emergencia global, los asentamientos humanos y sus conjuntos de vivienda deben ser autosuficientes en todos sus componentes, tales como: empleo, energía, agua potable, procesamiento de desechos (convertir los desechos en recursos, lo que se denomina “desechos cero”), autonomía alimentaria, purificación del aire, biodiversidad, etc. Deben tener altas densidades urbanas pero bajas densidades arquitectónicas (espacios de áreas mínimas óptimas). De manera que, a estas alturas de la emergencia planetaria limitarse a construir casas es una gravísima irresponsabilidad.
3.     La vivienda como objeto arquitectónico
Los Estados que aceptan la existencia de un “problema de la vivienda”, para sus intervenciones suelen diseñar y construir viviendas precarias, pésima y eufemísticamente llamadas “de interés social”, en las cuales lo que interesa es bajar los costos, para lo cual el primer recurso es diseñar espacios con áreas inferiores a las mínimas necesarias para una real vivienda. Aquí el primer problema es que no se reconoce la diferencia entre refugio, casa, vivienda y hogar. Un refugio debe tener áreas mínimas para refugiarse de la intemperie, de las condiciones meteorológicas extremas, de los depredadores de dos y cuatro patas, etc. Una casa es un objeto construido (no un objeto arquitectónico) sin consideración de las necesidades de sus ocupantes específicos y concretos. Una vivienda ya es un objeto arquitectónico que contempla aquellas necesidades y, finalmente, un hogar es el anterior pero en el que, además, sus ocupantes lo utilizan desplegando comportamientos de solidaridad, fraternidad, caridad, ternura, etc., en suma: familiaridad humana.
De manera que no se trata de construir refugios ni casas, sino viviendas; las cuales deben tener condiciones mínimas para convertirse en hogares. Y el punto de partida para el diseño es conocer la especificidad de la familia para la cual se va a diseñar. Con ese conocimiento muy complejo se puede ya cumplir con las condiciones o características que debe reunir una vivienda, entre las cuales están las sigientes: espacios con áreas mínimas óptimas, lo que implica que para su dimensionamiento no solamente debe considerarse el costo final, sino y fundamentalmente los siguientes indicadores y sus correspondientes índices: análisis secuencial de las actividades que se van a desarrollar en en el espacio y en el tiempo, número y tipo de participantes en las actividades, tiempo de permanencia en el espacio, cada uno de los equipos con sus áreas de equipo, uso, circulación y relación. Una vez calculados matemáticamente los requerimientos cuantitativos de cada componente indicado, hay que DISEÑAR EL ESPACIO ÓPTIMO específico. Con todas esas áreas resultantes deben modularse las dimensiones útiles de cada espacio para lograr una construcción eficiente en costo. Pero el proceso de diseño no termina ahí, falta considerar y calcular el área de las envolventes de cada espacio y el área de relación entre todos los espacios. Y luego viene la consideración, cálculo y diseño de las condiciones ambientales que debe reunir cada espacio según su tipo: es decir las necesidades de asoleamiento, ventilación, iluminación, acústica, temperatura y humedad, por lo menos. Con todo ello, se puede ya diseñar cada uno de los espacios mínimos óptimos NECESARIOS. Y con ellos, diseñar la vivienda en su conjunto integral e integrado.
Pero el diseño de los conjuntos de vivienda no termina ahí, ahora hay que considerar y calcular los espacios adyacentes a la vivienda, aquellos que permitan las condiciones ambientales anteriormente mencionadas, la privacidad elemental que debe preservarse entre familias y las actividades de encuentro, diálogo y participación social. Y luego hay que calcular y diseñar los equipamientos colectivos anteriormente mencionados.
Lo anterior demuestra, como no puede pasar desapercibido para un profesional bien preparado, que no se pude “estandarizar” al ser humano ni a la familia. No se puede, o mejor dicho NO SE DEBE diseñar viviendas para seres humanos estandarizados, puesto que ellos NO EXISTEN. No se debe diseñar viviendas estandarizadas para todos los habitantes de un país, puesto que al hacerlo no se considera la diversidad de sus características específicas sociales, étnicas y culturales, ni la de sus regiones geográficas.
4.     Las “soluciones” tradicionales o históricas que ha implementado el Estado
Los Estados, en general, al creer que existe un “problema de la vivienda” y no un PROBLEMA DE EMPLEO Y DE SALARIO, lo hacen porque este segundo es un problema estructural que cuestiona la validez del sistema capitalista y acepta su injusticia inherente. Y, en consecuencia, actúan sobre el fenómeno, sobre las apariencias, y no sobre la esencia de la realidad. Tienen la actitud del gato[4]: quieren enfrentarse al fenómeno; lo que significa construir casas. Entonces comienzan por calcular (generalmente de manera anticientífica) el “déficit” de casas; e incluyen lo que se les ocurre en aquel: que si es un déficit cuantitativo, que si es cualitativo, que si no hay diferencia entre ellos y se suman los dos, etc. Al hacerlo, cometen varios errores, por ejemplo, sostienen la barbaridad de que si una casa no es de hormigón, con pisos de porcelanato, con ventanas de aluminio que se extienden de pared a pared y de piso a techo; que si no cuentan con vestíbulo, medio baño social, sala, comedor, cocina, cuarto de máquinas, tres dormitorios y un baño, pues que no es una casa y se suma al déficit.
Estos técnicos sostienen que la vivienda del montubio, del indígena de la montaña o de la selva o del páramo, con sus viviendas de piso de tierra o de caña o madera, con sus paredes de caña o de barro, con un solo ambiente multifuncional y un baño fuera de la vivienda, con ventanas de palo muy pequeñas, etc., no cuentan como viviendas y se suman al déficit. Es decir “estandarizan” al ser humano y lo asimilan a un mueble producido en serie. No se dan cuenta de que no hay familias estandarizadas y, por lo tanto, es un grave error realizar diseños estandarizados de casas; no son capaces de reconocer que deben realizarse diseños específicos según las características geográficas, ambientales y sociales de cada región, lo que implica diseñar espacios que cumplan con condiciones ambientales diferentes; que se construyan con materiales propios del lugar e incluso, dentro de cada región los espacios deben diseñarse según las características específicas de cada etnia y cultura. Al no existir seres humanos estandarizables es un error diseñar ambientes estandarizados. De manera que la intervención Estatal nace del error, o sea nace muerta, y muerta terminará.
      Para bajar los costos, como se ha dicho, los programas oficiales comprimen los espacios y la casa final a dimensiones inferiores a las mínimas necesarias para un ser humano[5]; pero luego, contradictoriamente, adoptan sistemas constructivos ineficientes y caros; con materiales que ni siquiera se producen en el país, peor en cada zona en la que se van a construir esas casas, como debería ser, ya que lo obvio es que se debería construir con materiales propios de cada lugar. No consideran en sus presupuestos que aquellos materiales deben ser importados y luego transportados a cada lugar en el que se va a construir; ni que esos costos son altísimos y suponen, además, impactos ambientales serios. Con lo cual no solo la construcción sino la misma utilización y el mantenimiento de la casa implica altos costos que el trabajador no puede solventar.
Los Estados construyen conjuntos de casas sin los equipamientos sociales necesarios que se ha indicado arriba, provocando los problemas allí especificados.
Y el resultado, en todo el Planeta, está a la vista: tugurios insalubres, caldo de cultivo para la violencia y la delincuencia, expansión demencial de las ciudades, y los problemas ambientales  y sociales indicados en el penúltimo párrafo del punto 2.
5.     Las solución que se propone
Creo que ha quedado clara la solución que se propone: no hay que construir casas, ni peor, ¡¡regalarlas!! Es una grave inmoralidad regalar casas. Primero porque al decir que se las está regalando se está mintiendo de manera perversa. En efecto, si algún ciudadano y su familia carece de vivienda, es debido a que carece de empleo o a que su salario es insuficiente, o sea que el sistema le está robando diariamente. Segundo porque si el ciudadano cree realmente que se le está regalando la casa, obviamente luego considerará que también hay que regalarle la alimentación, el vestido, y la satisfacción de todas sus demás necesidades, no solamente las básicas de supervivencia sino también las complementarias y hasta las superfluas. Si es válido el plan “casa para todos”, ¿por qué no se organiza un plan “sopa para todos”, “zapatos para todos”, “papel higiénico para todos”, “ollas para todos”, etc.?, habida cuenta de que todos esos pertenecen al mismo grupo de bienes esenciales para la supervivencia, como se ha explicado en el primer punto del artículo. Desde hace milenios se sabe que no hay que regalar peces sino enseñar a pescar. Lo otro es inmoral.
Así que la solución es la ya indicada: lograr el pleno empleo permanente con un salario mínimo garantizado para que cada trabajador disponga del dinero necesario para pagar el costo de la satisfacción de todas sus necesidades básicas de supervivencia y las complementarias; y dejar que cada quien obtenga su vivienda de acuerdo con sus específicas necesidades, ya sea por arrendamiento o en propiedad.[6] Ahora claro, la Planificación Regional y Urbana deberá indicar, normar y controlar que esas viviendas se construyan en aquellas ubicaciones y con aquellas características que garanticen que no se producirán los problemas indicados en el punto dos del presente artículo.
Y, para terminar, ya puestos en el asunto, si los miles de millones de dólares que se GASTAN y se PIERDEN en mantener a las FFAA y a la Policía, se INVIERTIESEN en lograr el pleno empleo, la plena educación y la plena salud, quedaría todo solucionado. Una población bien empleada, con un salario de las características anotadas y con su salud preservada, no tendrá necesidad de robar ni de matar; y si tiene plena educación no tendrá deseos de hacerlo; así que no serán necesarias ni las FFAA ni la Policía, el país será respetado en el mundo y no tendrá necesidad de defender sus fronteras.
Leonardo Miño Garcés. 2017-10-29



[1] En el cuerpo del texto se comprenderá la razón de haber puesto entre comillas la palabra “problema”.
[2] El contenido de este artículo se complementa con mi análisis y crítica al programa del gobierno del Lic. Lenin Moreno, denominado “Casa para Todos”, enviado por correo electrónico a los interesados.
[3] Este es un artículo muy resumido, porque fue redactado a pedido de un distinguido amigo con el requerimiento de que sea lo más sucinto posible.
[4] Cuando están en una habitación un gato y un ser humano, y de improviso entra rodando una pelota, el gato se lanza sobre la pelota, mientras que el ser humano regresa a ver para conocer la CAUSA QUE ORIGINÓ ese fenómeno.
[5] En al artículo de análisis y crítica del programa “Casa para Todos”, demostré que las casas de dicho Programa tenían áreas inferiores a las normadas para celdas penitenciarias.
[6] Ejemplo de una buena política al respecto es la que implementó el Ecuador en la última década del siglo pasado con el denominado Sistema de Incentivos para la Vivienda (SIV); consistía en que cada trabajador podía lograr un incentivo económico Estatal para financiar el mejoramiento de su vivienda, pero solamente cuando depositaba una parte del costo del mejoramiento en una libreta de ahorros, de esta manera se incentivaba el ahorro (una de las principales virtudes del ser humano) y se mejoraban las viviendas.

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